25 noviembre, 2024
Espectáculos

Se cumplieron 33 años de la muerte de Alberto Olmedo

@RFilighera

Verano de 1988 en Mar del Plata. El Negro Olmedo acaba de cumplir, probablemente, una de las temporadas más exitosas de su trayectoria. Había plasmado en teatro, su obra “Éramos tan pobres” y en marzo se iba a estrenar su filme, a la sazón post-morten: “Un terceto peculiar”, junto a su socio artístico de toda la vida, el Gordo Porcel.

Sin embargo, aquella mañana del 5 de marzo del citado año, todos los argentinos nos encontraríamos con la impactante noticia de su trágica muerte a los 55 años. El capo cómico cayo, como se recordará, desde el piso 11 del edificio Maral 39. La tapa de Crónica tenía en su titular, precisamente, “Suicidio o accidente”.

Aquellos testimonios de ese año había puesto el acento en una noche muy especial marcada, supuestamente, por el desenfreno y la angustia tras haber transitado una crisis sentimental muy fuerte con su pareja de entonces: Nancy Herrera.

Alberto Olmedo se había posicionado sobre la baranda del balcón y al perder equilibrio quedó en el lado que daba al exterior y fue sostenido, por segundos, en un intento de enorme desesperación por su pareja Nancy Herrera, quién no pudo agarrarlo por mucho tiempo y menos aún de poder subirlo hacia el balcón. E

n consecuencia, la terrible caída al vacío y una muerte absurda y sumamente dolorosa que causó una enorme pérdida en el mundo del espectáculo y tristeza sin fin en el enorme caudal de seguidores del intérprete que, luego, fue redescubierto, por sus dotes actorales y por numerosos periodistas que habían renegado de él y de Porcel en aquellas manifestaciones de picardía y humor revisteril del cine argentino de los años 70 y 80. Su deceso provocó, tal como consignamos, una profunda desazón.

Se convirtió, en consecuencia, en actor de culto y fue recordado, no solamente en su Rosario natal, sino también en toda Argentina y en Latinoamérica, donde había generado un importantísimo mercado a través de sus recordados filmes.

Un gran ídolo popular

Alberto Olmedo (nacido en Rosario, el 24 de agosto de 1933) desarrolló una trayectoria que comenzó desde los primeros escalones y del hecho consciente que había que generar grandes esfuerzos para encontrar un lugar meritorio en la vida y en cualquier profesión. En efecto, en mayo de 1955 ingresó como operador al entonces Canal 7 a instancias, precisamente, del emblemático director Pancho Guerrero.

Y fue en el programa “La troupe de tv”, en el que participaban María Esther Gamas, Noemí Lassere y Tincho Zabala. Por ese entonces, Olmedo, en términos concretos, era aquel muchacho tira cables, comenzando, de esta manera, una actividad desde los pilares más elementales. Así se fue forjando el progreso artístico.

Y luego, vendría Joe Bazoka, su primer trabajo artístico y después, en canal 9, se va a dar cita, nada más ni nada menos, que aquella gran creación infantil que fue el capitán Piluso. Como se recordará, estaba acompañado de su inseparable escudero, Coquito (Humberto Ortiz) con su particular vestimenta de marinero. Después se darían cita otros inolvidables ciclos como “Operación Ja Ja”, “Un verano con Olmedo”, “No toca Botón”, “Las 36 horas de Olmedo”, a beneficio de la Casa Cuna y el Hospital Argerich. También se fueron presentando otros ciclos como “El chupete” y “Fresco y Batata”.

El teatro de revista junto a su socio artístico Jorge Porcel va a encontrar, también, en la revista porteña un capítulo de singular valía en su derrotero profesional. Pero la citada sociedad alcanzó, indudablemente, mayores registros de popularidad y efectos mediáticos con la incursión de ambos en el cine y, haciéndolo para la empresa Aries. “A los cirujanos se les va la mano”, “Los caballeros de la cama redonda”, “Los turistas quieren guerra”, “Maridos de vacaciones” y su capo-lavoro, probablemente, “Mi novia él”.

Olmedo y Moria Casán. (Archivo Crónica)

En tanto, sus personajes, adquirieron particular renombre en el terreno del humor. Chiquito Reyes, el Manosanta, Rucucu, Borges, el dictador de Costa pobre pusieron el registro de un humor inolvidable para un público siempre mayoritario.

Por esas extrañas paradojas del universo, en algunas escenas de las películas de Olmedo se ve al actor en algún balcón, como en “Los caballeros de la cama redonda” (1973), “Departamento compartido” (1980), “Los reyes del sablazo” (1984), “Galería del terror” (1987) y también en una de las escenas del filme “Atracción peculiar” (1988), Olmedo y Porcel, caminan por la cornisa de un edificio marplatense (el Hotel Provincial) y ambos muestran su miedo de caer al vacío. Por otra parte, su madre, Matilde de Olmedo, al momento de la muerte de su hijo se encontraba visitando a su hija en la provincia de La Rioja.

El 6 de marzo de 1988, luego de enterarse de la noticia del deceso de Alberto, sufrió un ataque cardíaco en el Aeroparque Metropolitano, a los 79 años. Inmediatamente, fue trasladada a la guardia del Hospital Municipal Fernández, donde finalmente murió. La tragedia en la familia no cesaba.

Una multitud despidió al cómico. (Archivo Crónica)

La noche en que Olmedo desapareció

Fue la noche que el inolvidable Alberto Olmedo, ficción mediante, combinó humor, ingenio, creatividad y sorpresa. Se trataba del inicio de una nueva temporada de “El chupete”, ciclo en el que Jorge Mauricio Nicolao, locutor del entonces canal 13 anunció que el bufo había “desaparecido”, textualmente. Sin embargo, los televidentes y el periodismo de ese entonces interpretaron esa “desaparición” como el hecho puntual de una supuesta “muerte”, lo que generó un impactó impensado, tanto desde el público como de los medios de ese entonces.

En consecuencia, intervinó después el Comfer, el organismo que era responsable de regular, controlar y fiscalizar el funcionamiento de las emisoras de radio y televisión, un organismo de censura para ser más explícito. Asi dadas las cosas, despidieron al Negro, al libretista Oscar Viale y al director y productor del ciclo Edgardo Borda. De esta manera, se registró un inesperado escándalo que desató la ira de la entonces Junta Militar compuesta por Masera, Videla y Agosti.

Pero la bronca y la flema de odio y resentimiento que había despertado en varios integrantes de la dictadura militar no se generó por el hecho en sí de la citada humorada, sino precisamente, por que aquel ciclo de humor había hecho, probablemente sin evaluarlo, todo una alegoría y una alusión firme y contundente del término “desaparecido”: emblema trágico y dramático de lo que luego se iba a saber con precisión sobre los 30.000 personas secuestradas y exterminadas de aquellos lamentables “años de plomo” en la Argentina.

La intención del querido Olmedo radicaba en poner algo novedoso, distinto y que posibilitara, argumentalmente, una particular atracción en el espectador. Sin embargo, las intenciones artísticas que había plasmado el popular bufo generaron un resultado adverso que causó enorme preocupación en una mayoritaria audiencia. El episodio en sí Pero vayamos a los hechos en sí. El miércoles 5 de mayo de 1976, a las 20.40, la televisión argentina iba a estar ante la presencia de un episodio imprevistamente impactante.

Lo había anunciado un periodista locutor que pertenecía al servicio informativo de la emisora, en horario de trasnoche. El guión de la introducción del programa era puntualmente el siguiente: Programa: El chupete; sketch: apertura; libro: Oscar Viale; fecha: 24-4-76. Luego de la placa del canal, aparece un locutor de la casa (Jorge Mauricio Nicolao), iluminado por un spot, sobre fondo negro, muy lúgubre. Locutor (serio como evitando la emoción): “En este horario y por este canal debia salir al aire hoy el programa del año de “El chupete”.

La terrible escena de la muerte de Olmedo. (Archivo Crónica)
La terrible escena de la muerte de Olmedo. (Archivo Crónica)

Infortunadamente, eso no será posible, debido a la desgraciada circunstancia de que su protagonista, Alberto Olmedo, ha desaparecido. Este hecho nos ha llenado a todos de consternación. Sorpresivamente, su familia, sus amigos, sus compañeros, el país todo, se ve privado de la presencia física de quién tanto quiere. Olmedo, el Negro Olmedo, ha hecho esta vez un viaje inesperado que, terriblemente, por primera vez, no causa gracia. El Negro se ha ido. No tenemos más palabras… Guardémosle cariñoso recuerdo, viendo uno de sus últimos programas del año pasado… (mira a cámara como no pudiendo seguir) Adelante señor director. Comienza a emitirse un “Chupete” del año anterior que se cortará con la aparición del Negro por la puerta del estudio, y a su pedido. La aclaración de Borda El veterano realizador y productor Edgardo Borda había recordado dicha circunstancia en estos términos. “En primer término, quiero resaltar que nunca se habló de muerte sino de una desaparición”. 

Se filmó lo que estaba, rigurosamente, en el libreto y, además, había sido autorizado. En consecuencia, entre los despedidos, yo fui uno de los damnificados. -Sucede que los medios, en ese entonces, le dieron un matiz trágico. -A mi me toco ser productor de los dos programas que los militares tenían en la mira en ese entonces: Jorge Porcel y Alberto Olmedo. Los libretos de Porcel fueron entregados y autorizados por el área competente de esos años. El guión de Jorge Basurto pudo pasar sin inconveniente; le pedimos al Gordo que no mirara la cola a las chicas y tampoco que hiciera chistes con doble sentido.

En cuanto al programa de Olmedo, si bien fue autorizado, no fue visto por el responsable de la oficina que si lo había hecho con Porcel. Entonces, me hicieron responsable pero, yo me encargué de la grabación y no de la puesta en el aire que había sido responsabilidad de la programación de la citada emisora. El programa del mencionado conflicto se realizó, tal como señalan los informes periodísticos de aquel entonces, el miércoles 5 de mayo de 1976 y generó una enorme e imprevista repercusión. Una y otra vez, Borda señaló que “el libreto estaba digitado y aprobado.

El spot lo grabó un locutor que mandó la oficina de locutores del canal (Nicolao) y lo que no sabíamos nosotros es que ese locutor, precisamente, hacia suplencias en el noticiero de la noche. Es muy probable que, a partir de esta circunstancia, el público le dio una interpretación de verosimilitud importante y creyó, al ver este locutor, que podría tratarse de una continuidad del noticiero pero, reitero, nunca se hizo mención a la palabra muerte.

Y a los 45 segundos de iniciado el programa, el Negro ingresó por la puerta B de ese estudio, le sacó la galera a Ernesto Bianco, se la puso y dijo: “Se creían que no venía, pues bien… aquí estoy”. En tanto, Crónica matutina, en su edición del día siguiente a los mencionados episodios informaba que “En nombre del interventor, capitan Asteriano Agote, Canal 13 dio a conocer, poco después del mediodía, el siguiente comunicado: Anoche, después de la emisión del programa “El Chupete”, el interventor dispuso personalmente, el inmediato estudio del caso.

Una vez analizados los mismos,ordenó la cesantía del director y productor del mencionado ciclo, señor Edgardo Borda y las sanciones correspondientes al personal jerárquico con responsabilidad en el tema sin perjuicio de la consecución del sumario correspondiente a los responsables del tema y la permanente información a las autoridades correspondientes”.

Asimismo, se señalaba que “extraoficialmente, se supo que se aplicarían severas multas al actor (Alberto Olmedo), al autor de los libros (Oscar Viale) y al locutor (Nicolao) que llevó adelante el anuncio. Por su parte, el interventor del Comfer, capitan Wenceslao Enrique Adamoli, declaró hoy que “el proceso legal se encuentra en marcha y que los responsables han violado el artículo 101 de la ley 19.798 que establece que los permicionarios y los titulares de las licencias de emisoras deben ser responsables que la información difundida sea veraz y no generar alarma pública; se hará cumplir la ley, la empresa tiene 5 días para realizar su correspondiente descargo

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