Con ilustraciones y objetos de pequeño formato y una instalación con las plantas para uso medicinal y doméstico como eje, los artistas Laura Romano y Pablo Mattioli cumplen su sueño de exponer juntos en “Jardín medicinal”, una muestra que presentan en la porteña galería Mar Dulce y en la que entretejen ficciones íntimas que despliegan imaginarios vinculados a las infancias.
Las ilustraciones expuestas retoman el universo de las plantas medicinales a partir de antiguos manuscritos europeos y comparten espacio con el personaje de una mujer coneja que ilustra la receta y los consejos sobre tisanas para dolencias de Romano. Y se combinan con los cuadros de marcos blancos que como pequeños escenarios tienen de fondo ilustraciones de un viejo libro de plantas medicinales y fragmentos de papel decolorado por el sol, minuciosamente distribuidos, con pequeños personajes de Mattioli.
Romano (Buenos Aires, 1975) y Mattioli (Mercedes, 1971) toman las plantas medicinales como hilo conductor de esta nueva producción como proyecto en común.
Si bien se trata de una exhibición acotada a siete ilustraciones sobre papel y siete objetos de Mattioli más una instalación en la vidriera de lugar e exposición, el detalle y la minuciosidad de la confección de lo exhibido amplía el espacio íntimo de la galería.
Como historias mínimas, el artista impulsa un mundo en cada uno de estos escenarios con páginas de un antiguo libro ilustrado de plantas botánicas y sus usos, como las de una pareja abrazada frente al Corazoncillo, un diminuto hombre desnudo frente a la vainilla o una figura de traje y sombrero iluminada por el farolito.
En cambio, los dibujos de Romano grafican en líneas y breves textos de las propiedades curativas de las plantas escogidas -hinojo para el insomnio, ortiga para la memoria o geranio contra las artes mágicas- por la artista y docente que ilustra y reafirma con su personaje de una coneja dedicada a las actividades de cuidado doméstico.
“A los dos nos gusta la obra que hace el otro, y teníamos algunas coincidencias”, dice Romano a Télam. Los dos trabajamos en formato chicos, con obras minuciosas -acota Mattioli-, que tienen que ver con temas de la infancia, con algo melancólico, nostálgico”.
Cada uno por su lado había empezado a investigar para su obra las plantas y el uso medicinal.
“Desde un lado fortuito, el disparador fue un libro que encontré en la puerta de mi casa, un libro de botánica -entre otros- tirado por mi vecina a la basura, que hoy forma parte de la muestra”, cuenta Mattioli, que utiliza como soporte las láminas originales y desmenuza el papel del libro para crear las formas que completan el paisaje al que agrega figuras Preiser utilizadas para las maquetas de ferrocarril que colecciona desde su infancia.
“Básicamente antes que artista soy coleccionista de elementos de ferromodelismo, como los arbolitos de la vidriera, los personajes, supongo que es porque soy hijo de un ferroviario y desde siempre tengo fascinación por el ferromodelismo y las maquetas”, afirma.
A partir de 2012 Mattioli deja de lado la pintura e incorpora en sus obras su colección de personajes y comienza a utilizar materiales como el papel y los objetos coleccionados.
Ambos artistas recurren a soportes para sus trabajos.
Para sus ilustraciones se basó en un libro de plantas medicinales y sus usos de la abadesa alemana Hildegard von Bingen (1098-1179).
En sus ilustraciones hay distintas maneras de contar lo mismo, como efecto buscado, “un poco como las composiciones de los libros miniados medievales que atomizaban la información con distintas escalas de los dibujos”, acota Romano.
El trabajo de Romano se relaciona con la ilustración de los cuentos infantiles y la mirada mágica de la infancia.
Para Mattioli, este es otro punto de contacto entre ambos: “En ese sentido nos unificamos, siempre trabajamos mucho los temas de infancias, hay una cierta melancolía, una cierta mirada hacia el pasado desde el presente”, explica el artista cuya obra forma parte de numerosas colecciones privadas nacionales e internacionales.
La muestra puede visitarse en Uriarte 1.490, CABA, de martes a sábado 16 a 19 hasta el 30 de abril.
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