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La Revolución francesa es uno de los acontecimientos fundacionales del mundo contemporáneo, un periodo al que cada generación vuelve la vista para explicar su presente. En las últimas décadas, sin embargo, los cambios provocados por la globalización y las críticas a la visión eurocéntrica de la historia, han conducido a cuestionar el carácter excepcional del momento revolucionario francés. La historia global y la crítica poscolonial han conducido a relativizar la dimensión universal de la Revolución, subrayando que –al mismo tiempo que exportó el lenguaje de los derechos y las libertades–fue un momento decisivo para legitimar el colonialismo y la hegemonía europea.
Antonino de Francesco, catedrático de la Universidad de Milán y experto en la Europa revolucionaria y napoleónica, reivindica en este libro la necesidad seguir pensando la Revolución francesa como un acontecimiento único y de plena actualidad.
“La Revolución francesa: doscientos años de combates por la historia” desgrana las interpretaciones del fenómeno realizadas por los historiadores durante más de dos siglos. La magnitud de la tarea es titánica y el resultado sorprende por la agilidad de la escritura, que hace cobrar vida a los debates intelectuales al situarlos en el contexto social y político en el que tomaron forma.
En poco más de trescientas páginas, Antonino de Francesco analiza más de doscientas cincuenta obras publicadas en Francia, Europa y América, ofreciendo el panorama más completo hasta la fecha de la producción histórica sobre la Revolución francesa. El resultado es un relato vibrante que reconstruye los hilos de la historia europea a partir de las historias de la Revolución. Las interpretaciones del acontecimiento revolucionario emergen como un espejo que nos devuelve las inquietudes, las esperanzas y los proyectos de cada generación, de cada grupo social y de cada corriente política. Escribir la historia de la Revolución nunca fue un simple ejercicio erudito o académico, sino una forma de dar sentido al presente, reconciliarse con la memoria, y fundar un relato sobre la nación, la modernidad y el progreso.
Uno de los problemas que enfrentaron los historiadores que abordaron la Revolución fue la necesidad de separar su herencia positiva –la libertad, los derechos humanos y la ciudadanía– de los horrores de la guillotina. Esta distinción entre el tiempo de la libertad y el tiempo del Terror, entre la fase constitucional de la Revolución y la dictadura de Robespierre, fue la obsesión principal de todos aquellos autores que se asomaron al periodo. ¿La violencia y las ejecuciones fueron un mal necesario para consolidar las conquistas revolucionarias? ¿O bien un accidente, un descenso a los infiernos que podría haberse evitado? La deriva violenta de la Revolución desafió las lecturas optimistas que interpretaban la historia como una evolución lineal hacia el progreso, por lo que explicarla satisfactoriamente resultaba esencial para reconciliarse con el pasado, restaurar la confianza en el futuro y cerrar la herida abierta en la conciencia nacional francesa.
Al calor de estos debates, emergieron interpretaciones canónicas de la Revolución que fueron abrazadas por las diferentes tradiciones políticas. Liberales, republicanos y socialistas, rehabilitaron a algunos protagonistas para responsabilizar a otros de la deriva autoritaria. De este modo, al abordar las figuras de Necker, Robespierre o Danton, los historiadores construyeron el pasado en función de los desafíos de su presente. Gracias a ello, el libro de Antonino de Francesco puede leerse como una Historia Contemporánea de Europa, en la que la Revolución francesa actúa como el hilo articulador que nos permite confrontar a diversas generaciones, corrientes culturales y proyectos políticos, que dialogan entre sí a partir de temas comunes.
Este juego de espejos entre el pasado y el presente culmina en el epílogo del libro, que nos permite arroja luz sobre nuestros días. En la actualidad, el carácter único y excepcional del momento francés ha sido puesto en cuestión en favor de una interpretación global de las Revoluciones Atlánticas que pone el eje en el espacio angloamericano. En este momento crepuscular, Antonino de Francesco se resiste a ser considerado como un “epígono” de una historiografía caduca. Para ello, reivindica la actualidad de estos debates de cara a construir el futuro de Europa en el contexto de la globalización. La gran herencia de la Revolución consistió en alumbrar un proyecto radical de transformación dirigido a crear un mundo nuevo. Disolver este proyecto en aras de una crítica del eurocentrismo, que desplaza el foco de la Vieja Europa para situarlo en el Atlántico anglo-americano, constituye una operación que, acertada o no, dista mucho de ser neutral.
El libro –publicado en francés en 2018– llega al lector español de la mano de una traducción de Pedro Rújula y Javier Ramón, especialistas en el periodo que mantienen el pulso de la narración sin dejar de lado la complejidad conceptual del original. El prólogo de Pedro Rújula, que ofrece un repaso a la actividad editorial sobre la Revolución francesa en España, funciona casi como un capítulo adicional que inserta las reflexiones del volumen en nuestro ámbito académico y cultural. Una adición necesaria para un libro que, a fin de cuentas, nos muestra que asomarse a la Revolución francesa es una forma de dar sentido a nuestro presente.
Ficha del libro:
Título: La Revolución francesa. Doscientos años de combates por la historia
Autor: Antonino De Francesco
Editorial: Prensas de la Universidad de Zaragoza
Año de edición: 2022
Disponible en Prensas Unizar
Disponible en Unebook
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