Bernar Venet había perdido a su agente en Berlín hace dos años cuando la galería Blain Southern se declaró insolvente. Su emblemática obra de acero ‘Arco de 124.5°’ sigue caracterizando la avenida An der Urania de la capital alemana, en un espacio verde entre carriles, en el centro de la ciudad, pero se echaba de menos su presencia renovada y ha regresado con una monumental retrospectiva que para él supone un «importante hito biográfico». A sus 80 años, cierra en Berlín un círculo que comenzó cuando «siendo soldado, contemplé una carga de alquitrán, como una oscuridad abrumadora que lo consumía todo». No es la primera vez que Venet cuenta esta anécdota, pero lo sigue haciendo con una convicción animada,
sin señales perceptibles de fatiga.
La exposición cubre seis décadas de trabajo y toda una vida, como indica su título: ‘Bernar Venet, 1961-2021. 60 años de escultura, pintura y performance’. Comienza con los primeros dibujos, en los que procesa su encuentro con la negrura fluida del alquitrán, que extendió por primera vez sobre una sábana en 1961. El resultado le pareció demasiado pictórico, le recordó los gestos informales de su tiempo, dice Venet. Señala las siguientes piezas, donde distribuyó el alquitrán casi uniformemente. «Mucho mejor», celebra. «Lejos de la escritura artística, en su lugar me centro en el examen intelectual del material», explica en primera persona, antes de dirigirse a su propuesta de escultura sin propiedades: los pequeños y brillantes trozos de carbón se derraman sobre el suelo, su número no importa, ni su disposición. Solo las dimensiones de la sala determinan la escala de la obra y, dado que la exposición ha sido instalada en los hangares 2 y 3 del antiguo aeropuerto de Tempelhof, espacio no falta. Se trata de una ubicación, por cierto, muy controvertida.
Venet inaugura con su retrospectiva el Kunsthalle Berlin, un proyecto de Stiftung für Kunst und Kultur de Bonn, iniciativa privada en torno al networker Walter Smerling, que ha alquilado para ello un espacio público, propiedad del Senado de Berlín y que se venía utilizando para arte interactivo y ciudadano.
Es importante recordar que entre 1977 y 1993 hubo ya un Berliner Kunsthalle, en la parte occidental de la ciudad, y que tuvo que cerrar por falta de presupuesto después de la reunificación alemana. «El nuevo museo se bautiza con un nombre escandalosamente parecido al del Beriner Kunsthalle, tratando de apropiarse de su calidad y prestigio, pero no es el caso. Esta es una instalación para exposiciones propiciada por un corsario del arte, que dirige una asociación denominada fundación y que ha estado involucrada en un gran número de escándalos, un cabaret del arte», se queja Zoë Claire Miller, de la Asociación Profesional de Artistas Visuales de Berlín (BKK Berlin), que ha pedido un boicot a la muestra.
El promotor inmobiliario Christoph Gröner aparece como patrocinador principal del evento y se permitió ofrecer una recepción de Año Nuevo, por parte de su empresa, que tuvo lugar en la exposición antes de la inauguración oficial, lo que permite hacerse una vaga idea de la dimensión en la que la retrospectiva se convierte en un instrumento para la mezcla de intereses privados, económicos y representativos que suscita las críticas. Se trata de una iniciativa dirigida a grandes artistas, grandes patrocinadores y grandes coleccionistas y mayoristas de arte, que obviamente tiene un efecto menor en los aristas activos en Berlín y que se mueven en circuitos cada día más pequeos desde que comenzó la pandemia.
Este conflicto no le es ajeno a Venet, pero no supera la categoría de anécdota en la escala de su trayectoria, que siguió con la influencia del arte conceptual que conoció con Richard Serra o Donald Judd en Nueva York, en 1966. Antes se había ocupado de la vanguardia europea, el grupo de artistas Zero en torno a Günther Uecker y Heinz Mack, y reaccionó a la mítica performance ‘Leap into the Void’, de Yves Klein, para reconectarse con el asfalto, «sintiendo su materialidad, con todo su cuerpo y, sin embargo, no se deja seducir por el sensual arte de la expresión».
Su enfoque se vuelve cada vez más estricto, finalmente traslada páginas enteras de libros científicos al lienzo. Sin saber exactamente lo que está escrito allí, dice Venet. Más bien, pretende objetivar la pintura. De ahí pasa, según él mismo explica, a las siluetas negras de madera y grafito, que se destacan simbólicamente contra la pared blanca, y finalmente a la escultura exenta en la serie ‘Colapso’, donde hace chocar los arcos entre sí, consiguiendo que la exposición sea vívida.
Venet sigue trabajando y se arriesga a entradas con efectos especiales como la que protagonizó en la inauguración de esta retrospectiva, en vehículo dispuesto a derribar estructuras, que recordaba mucho a la Einstürzende Neubauten, la banda de los 80. Y esta retrospectiva permite al artista dejar fijado y sellado su legado, explicado por él mismo y constituido en icono de grandes colecciones.
La entrada Bernar Venet presenta su exposición definitiva en el controvertido Kunsthalle Berlin se publicó primero en Cultural Cava.