El papa Francisco llegó a Chipre al inicio de un viaje de cinco días que incluirá a Grecia y que estará centrado en la preocupación por los migrantes y refugiados que intentan llegar a Europa por mar, muchos de los cuales mueren en el intento. El pontífice aterrizó a las 14.52 locales (9.52 de Argentina) de este jueves en el aeropuerto de Larnaca, a 50 kilómetros de la capital Nicosia, tras un vuelo de tres horas desde Roma. La primera actividad del pontífice en tierra chipriota será un encuentro con sacerdotes, obispos y religiosos en la Catedral Maronita de Nicosia, en un gesto hacia la comunidad católica presente en la isla hace más de cinco siglos, que cuenta con unos 8.000 miembros en la actualidad, muchos de ellos inmigrantes libaneses. Luego, en el primero de los cinco días de la gira, el Papa será recibido por el presidente de Chipre, Nicos Anastasiades, y más tarde dará un discurso a las autoridades civiles y al cuerpo diplomático acreditado en el país más al Este de la Unión Europea (UE). Francisco explicó esta semana que con la visita busca acercarse a “la humanidad herida en la carne de tantos migrantes en busca de esperanza“, muchos de los que mueren en la ruta hacia Europa en un mar Mediterráneo que “se está convirtiendo en el cementerio más grande del mundo”, denunció. Otro de los ejes del viaje es la división presente en la isla mediterránea desde la ocupación turca de 1974, por lo que el país y la capital están atravesados por una “línea verde” que delimita, al Sur, al Chipre miembro de la Unión Europea (UE) desde 1974; y al Norte, la República Turca del Norto de Chipre, reconocida solo por Turquía. “Creo que el Papa va a reiterar la posición, la esperanza, la exhortación de la Santa Sede: es decir, que el problema de Chipre puede resolverse mediante un diálogo sincero y leal entre las partes implicadas, teniendo siempre en cuenta el bien de toda la isla”, planteó antes del viaje el secretario de Estado vaticano Pietro Parolin. Antes de salir desde su residencia de casa Santa Marta, Francisco se reunió con un grupo de cerca de 12 refugiados, de Siria, Afganistán, Congo y Somalía, informó el Vaticano. Entre los refugiados, agregó la Santa Sede, estaban algunos de los que en 2016 regresaron con el Papa a bordo del avión papal desde la isla de Lesbos. Luego, de camino al aeropuerto, se encontró otros 15 refugiados hospedados en una parroquia romana.
La cuna de Occidente
En su tercer viaje fuera de Italia en 2021, el número 35 desde que es Papa, el pontífice visitará dos países considerados “la cuna de Occidente” por el Vaticano, ambos con mayoría ortodoxa y a los que en los últimos años han llegado miles de personas desde Medio Oriente en busca de un ingreso seguro a Europa, por lo que se esperan varias referencias a la problemática de la inmigación y los refugiados.
El marco del viaje, como definió esta semana el pontífice de 84 años, es un agravamiento de la problemática migratoria a nivel mundial y europeo, mientras “el Mediterráneo se está convirtiendo en el cementerio más grande del mundo”.
Con menos de un millón de habitantes, Chipre es el país más oriental de la Unión Europea, situado frente a las costas de naciones de Medio Oriente como Líbano o Siria, lo que lo ha convertido en un nuevo polo receptivo de los miles de migrantes que buscan llegar por vía marítima hacia suelo europeo.
De hecho, según cifras oficiales, la cantidad de personas llegadas de manera irregular en lo que va del año aumentó casi un 40% frente al mismo período de 2020. En Nicosia, la capital chipriota, el Papa encabezará el viernes 3 a las 16 locales (11 de Argentina), una oración ecuménica con inmigrantes.
En medio de la visita al país helénico, Francisco volverá el domingo 5 a la isla de Lesbos, ícono mundial de la problemática de las migraciones, a la que ya fue en abril de 2016 en un viaje tras el que regresó a Roma con un grupo de 12 personas de tres familias sirias que se encontraban en el campo de Moria.
En lo que el propio Francisco definió como un acercamiento a “la humanidad herida en la carne de tantos migrantes en busca de esperanza”, el Papa visitará el actual campo de Mavrovouni, o Moria 2, donde sobreviven unas 2.500 personas, el 60% de ellas de Afganistán.
Otro de los ejes del viaje es la división de la isla mediterránea desde la ocupación turca de 1974, por lo que el país y la capital están atravesados por una “línea verde” que delimita, al Sur, al Chipre miembro de la Unión Europea desde 1974; y al Norte, la República Turca del Norte de Chipre, reconocida solo por Ankara.
“Creo que el Papa va a reiterar la posición, la esperanza, la exhortación de la Santa Sede: es decir, que el problema de Chipre puede resolverse mediante un diálogo sincero y leal entre las partes implicadas, teniendo siempre en cuenta el bien de toda la isla”, dijo antes del viaje el secretario de Estado vaticano Pietro Parolin.
Francisco se quedará en Chipre hasta la mañana del sábado, cuando volará directamente a Grecia.
El lunes, tras pronunciar un total de nueve discursos, dos homilías y un Ángelus durante el viaje, el Papa regresará a Roma, en donde tiene previsto aterrizar a las 12.35 locales (8.35 de Argentina).
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