24 noviembre, 2024
Espectáculos

Graciela Borges, la gran heroína del cine argentino

Graciela Borges (Graciela Noemí Zabala-10/6/42)) se inició artísticamente muy pequeña, a los 14 años, y al no poder usar su verdadero apellido por una decisión de su padre, el escritor Jorge Luis Borges le cedió gentilmente el suyo. Nacida en Dolores, la actriz fue forjando un camino de gran esfuerzo, creatividad y singular imagen. Una belleza asociada al talento que le permitió abordar más de 60 filmes, elogiada por la crítica nacional e internacional y distinguida por la revista Vogue de Francia como la gran actriz del cine argentino.

Debutó con Hugo del Carril, en 1950, en el filme “Una cita con la vida” junto a Gilda Lousek. Con Leopoldo Torre Nilsson puso su aporte en “Fin de fiesta” y “Piel de verano”. Recibió, por otra parte, en los años 60, un importante ofrecimiento del productor italiano Carlo Ponti, circunstancia que no pudo finalmente llevarse a cabo.

Además trabajó con otros directores de los kilates de Leonardo Favio, Manuel Antín, Mario Soffici, Lucas Demare, Fernando Ayala, Luis Saslavsky, Alejandro Doria, Ricardo Wullicher, Javier Torre, Lucrecia Martel, Luis Ortega , Daniel Burman y Juan José Campanella.

Formó pareja profesional con los principales actores del cine de Argentina, destacándose especialmente sus actuaciones con Lautaro Murúa y Alfredo Alcón, además de Alberto de Mendoza, Jorge Salcedo, Federico Luppi, Walter Vidarte, Luis Brandoni, Duilio Marzio y Rodolfo Bebán.

Junto a Alfredo Alcón, con quien forjaría una fuerte amistad. (Foto: Archivo Diario Crónica) 

En televisión se destacó en “Tres destinos” dirigida por María Herminia Avellaneda, en 1966; también protagonizó “Alta Comedia”  y si bien su participación en teatro no ha sido muy amplia, se destacó, entre otros trabajos, en “Cartas de amor”, y también en una de las producciones de Nito Artaza.

Indudablemente junto a Raúl de la Torre, su pareja en la vida real, generó una sociedad artística de notorio nivel. “Crónica de una señora”, “Heroína”, “Pubis angelical”, “Sola”, “Pobre Mariposa” y “El infierno tan temido”, basado en un cuento del escritor Juan Carlos Onetti. También, otros títulos para citar son “Pasajeros del jardín”, con Rodolfo Ranni y dirección de Alejandro Doria, “Triángulo de cuatro”, de Héctor Olivera, “El dependiente”, de Leonardo Favio, y “Kindergarteen”, de Jorge Polaco, polémico filme que por orden judicial nunca llegó a estrenarse.

Más hacia acá, “Monoblock”, “La ciénaga”, “Las manos”, “Dos hermanos”, “Viudas” y “El cuento de las comadrejas”, de Juan José Campanella diagramaron un presente con  variadas propuestas, siempre fiel a su mejor estilo.

La diva perseverante

Además de erigirse con todos los cánones de una gran estrella del universo cinematográfico, ungida- a su vez- como diva por su destacada proyección internacional, Graciela Borges transita como identidad talento y constancia.  Nunca bajó los brazos, más allá de su frágil salud durante el rodaje de algunos de sus primeros filmes.  Se hizo un lugar por derecho propio. Dotada de una belleza especial, Graciela Borges construyó una impronta artística de relieve.

Desde muy joven, su presencia daba un toque de distinción. (Foto: Archivo Diario Crónica) 

Dos veces ganadora del Festival de San Sebastián, en 1962, por “Los Viciosos”, de Enrique Carreras, y en 1971, por “Crónica de una señora”, de Raúl de la Torre, filme emblemático de la condición femenina. También, con De la Torre protagonizó “El infierno tan temido”, relato del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti que dejó como resultado un capolavoro de la artista. 

Encarnó, a través de sus personajes, la lucha de aquellas mujeres que pugnaban por salir del hastío para emprender una nueva vida con realización personal. Fue el retrato glamoroso de una clase social anquilosada en el pasado pero que se resistía al cumplimiento de esa profecía. En definitiva, Graciela Borges es y seguirá siendo la heroína por excelencia del cine nacional. Su aporte constituye una huella marcada a fuego de talento y coraje.

Confesiones de la estrella

En la extensión del parque de su casa en Pilar, Graciela Borges repara en una naturaleza tranquila; el canto y el ruido de algunos pájaros así lo manifiestan.  La artista expresó que “estamos viviendo momentos especiales. Algo que nunca nos íbamos a imaginar. Uno piensa, por momentos, que se trata de un mal sueño; sin embargo, nosotros, tenemos posibilidades de transitar una existencia amable que muchísima gente no ha tenido. Y me pongo a pensar en todos aquellos compatriotas que deben salir a la calle a trabajar de cualquier forma y someterse, en consecuencia, a circunstancias riesgosa de infección y, también, en la gente que sale a comprar comida porque no le alcanza y sus suministros empiezan a flaquear; es ahí donde una se siente como verdaderamente bendecida”.

Y ese marco tan especial de espacio y vegetación, como si fuera un óleo a descubrir en la plenitu. de sus colores, Graciela afirma que “Tengo la suerte de estar en un ambiente bastante bucólico, hay árboles, mucha luz, puedo leer y también meditar; me encuentro protegida y si bien los pensamientos van y vienen, estoy convencida que esta encrucijada se convierte en una verdadera maestría. Es de una enseñanza impresionante”.

En función de esa gran metamorfosis que está sucediendo en tiempos de pandemia, la actriz reflexiona a manera de unción: “Hace unos días me enviaron un video donde algunos animales se instalaron en lugares que no habían sido vistos nunca y, por lo tanto, se había perdido la posibilidad que volviesen a ocupar determinadas regiones; Venecia con unas aguas limpias y cristalinas, un ciervo recorriendo las calles céntricas de Madrid, también fueron vistos algunos delfines en lagos impensados, es decir que todo esto va a marcar un antes y un después en la historia de la humanidad; por otra parte, un amigo ecologista me decía que se había achicado el agujero de la capa de ozono y todo esto forma parte de una galería de cosas, de nuestra naturaleza, de la vida silvestre, de la vida animal que hemos maltratado de manera consciente y, en consecuencia, se tiene que convertir en una verdadera enseñanza”.

En la intimidad de su hogar, charló con DiarioShow. (Foto: Crónica – Fernando Pérez Ré)

Para Graciela los aislamientos por la pandemia nos exigió una firme actitud de disciplina y, por sobre todas las cosas, de respeto y cuidado hacia nuestros semejantes. “Uno no puede perder la mirada hacia aquella gente que quiere. Me he dedicado, por esos días, a llamar a muchos amigos y amigas queridas, de distintas edades, familias con niños, para ver como están y para decirles de manera muy fuerte que los quiero. Es un tiempo donde el amor tendría que brillar por sobre todas las cosas; no tengo dudas que es lo que hace falta y por lo menos para mí, es muy importante”.

Sus parejas: “Generalmente, las preguntas personales no las respondo porque entiendo que pertenecen a ese universo hermoso e impenetrable que es el alma; uno está mirado y observado mucho más que otra gente, entonces negar a alguien sería de un ser pequeño y, realmente, yo no lo soy. Todas han sido maestrías y no reniego, absolutamente, de nada. Me casé con Juan Manuel (Bordeau); perdí tres chicos, uno se trató de un embarazo ultrainterino, fue un proceso muy difícil, fuimos muy felices el tiempo que lo fuimos, luego, decidimos separarnos y seguimos siendo amigos hasta el último momento de su vida porque se trató de una familia muy peculiar, compleja y amada entre sí. Los hijos de Juan Manuel son como hijos para mí también y, por otra parte, soy muy amiga de su última mujer y la adoro y festejamos varios cumpleaños juntas”.

En esta línea temática, Graciela dijo que “a la gente se le hace complejo comprender este tipo de situaciones,y todo esto sirve para afirmar que mis relaciones han sido muy buenas. Con Raúl de la Torre he tenido, también, un vínculo precioso, además, en el mundo profesional, esta relación fue, también, particularmente destacada, porque como director conmigo ha sido extraordinario, creo que pocas veces me han filmado con tanto amor y de una manera tan bella. La verdad es que lo extraño tanto a Raúl, de la misma manera que lo extraño a Leonardo Favio; extraño mucho a esos seres que se han ido y que permanecen en mi corazón para siempre. También lo extraño muchísimo a Alfredo (Alcón), un ser adorable a quién he querido muchísimo”.

La Borges sostuvo que “en el espectáculo que he comenzado a realizar desde hace un tiempo y que cuenta con videos muy lindos y con una gran cantante que se llama Adriana Barcia, lectura de textos y poemas y un contacto con el público que es maravilloso, siempre contamos las cosas que nos pasan y lo hacemos con alegría. Es un espectáculo que no se plasmó sobre la base de decir cosas maravillosas sobre uno, sino más bien en las cosas que hemos perdido en el camino. Mostramos, por otra parte, gente que hemos conocido durante tantos años como Jean Paul Belmondo, Paul Newman. Catherine Denueve, Roman Polansky, Roger Vadin, Jean Cocteau. Esos personajes singulares que nos han maravillado”.

La actriz, a modo de declaración de principios, sostuvo que “el trabajo, en estos momentos, se ha convertido en algo complejo y conflictivo, pero, si en estos momentos, pudiera hacerlo lo haría en aquellas cosas que me hacen feliz excluyentemente.  Ahora, estoy leyendo mucho, sobre todo, autores suecos y me gusta mucho la novela policial negra. Y me encanta, meterme en las características de un país que no conocí  y en el que he tenido amigos inolvidables como la actriz Bibi Anderson que fue la mujer de (Ingmar) Bergman y con la que trabaje en el filme “Pobre Mariposa”, una mujer entrañable”.

“Pobre mariposa” (1986).

Graciela afirmó sin ruegos ni lamentaciones: “Estoy recorriendo mi vida, como lo hice siempre, sin ningún tipo de quejas; cuando fui chica, tuve tuberculosis; me enfermé mucho filmando “Zafra” a los 16 años y ese tipo de cosas las pude sobrellevar de la mejor manera posible. Yo creo que el destino está como deber ser; no tengo dudas que esta vida es buena, y le estoy agradecida y dejo, de lado aquellas cosas que son profundamente dolorosas. Hay un señor muy sabio que una vez me dijo que yo tenía un ojo izquierdo que olvidaba rápidamente todo lo malo y debe ser cierto porqu. no tengo ningún resentimiento, más allá que haya tenido una infancia muy difícil; aunque soy consciente que esa etapa ya proscribió y todo está en orden divino”.

Ante la consulta sobre la revalorización del mundo femenino, Graciela Borge. dijo que “yo creo que sería muy bueno volver a ver aquellas películas como “Crónica de una señora” y “Heroína”, son historias tan bien filmadas y en “Crónica de una señora”, precisamente, se cuenta, sobre libro de María Luisa Bemberg, la historia de una mujer que casada con un hombre rico quiere trabajar, en igualdad de posibilidades, como cualquier hombre y todos los problemas que debe atravesar para liberarse de ese encierro, es decir del patriarcado. Un filme inolvidable”.

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