En 2023 hubiese cumplido 50 años, pero ni él ni nosotros llegaremos a celebrarlo: un año antes y casi por sorpresa, Jan (Juan López Fernández; Toral de los Vados, 1939) se despide de Superlópez con ‘Sueños frikis'(Bruguera), la última aventura de su entrañable parodia de Superman remezclada con un españolito medio. Atrás quedan más de 80 álbumes surcando los cielos de Parchelona, títulos legendarios como ‘Los cabecicubos’ y una napia cucurbitácea que, quién sabe, quizá esté ya camino de Chitón.
‘Sueños Frikis’ se anuncia como el adiós de ‘Superlópez. ¿Por qué ahora?
En realidad lo decidí en febrero de 2021 y lo comunique a la editorial, que lo entendió bien.
2020. ¿Sabía ya entonces que sería la despedida?
No, pero es verdad que empecé a darle vueltas a la idea de parar Superlópez. Las ventas no remontaban y el tipo de lectores que buscaba tener, menos. Quería más lectores de 12 a 18 años, pero la carrera la están ganando móviles y tablets.
En alguna ocasión ha dicho que no lloraría si Superlópez desaparecía. Llegado el momento, ¿qué sensación queda?
De etapa cumplida con creces. Es posible que debiera haberlo dejado uno o dos años antes. Es solo un personaje. Una serie de generaciones que han crecido con él ahora llevan barba… Soy consciente de que he influido en ellas de un modo u otro; las generaciones que vienen son muy diferentes. Yo no me enamoro de mis personajes, sino de las historias que me permiten contar.
¿Cómo le gustaría que fuese recordado Superlópez?
Ya lo hacen… En el futuro recordarán otros personajes y Superlópez solo será historia del cómic español, como lo es el ‘Cuto’, de Jesús Blasco, y muchos otros…
¿Cada vez lo tiene más difícil el cómic para hacerse un hueco entre tanto estímulo?
Creo que el mío sí, pero hay otros, nuevas generaciones, que conectan mejor… Yo no soy profeta, pero sí soy realista. Tampoco me seduce seguir haciendo lo mismo. Por eso no hay dos historias de Superlópez iguales.
En este sentido, ¿qué lugar cree que ocupan los tebeos en la cultura popular? ¿Es un medio injustamente menospreciado?
Eso ha variado a través del tiempo. Soy consciente de que hay diferentes tipos y concepciones de cómic. El que llaman ‘novela gráfica’, por ejemplo, creo que acabará siendo objeto de lujo a este paso. En los años cincuenta, que era cuando más se menospreciaba, también era cuando más cómic se leía, y eso que eran más bastos que ahora. Entonces hubiera sido imposible un Paco Roca.
Tampoco debe ser casualidad que Superlópez se esfume cuando en Barcelona ya no quedan cabinas telefónicas…
Siempre quedan recursos para todo, la imaginación es libre… Y nunca ha sido fácil cambiarse de ropa en la calle… ¿Has probado?
El humor siempre ha sido algo esencial, aunque lo suyo siempre fue diferente a los gags de la escuela Bruguera.
Porque yo no pertenezco a esa escuela. De hecho llegué ahí como profesional ya formado con mi propio estilo, pero Bruguera tenía su ‘línea de la casa’ y yo había recién llegado de Cuba con los bolsillos vacíos, dos hijos y mujer… Además, era la única editorial capaz de proporcionar suficiente trabajo para mantener una familia mes a mes. No quise hacer mis guiones allí y me los hacía Conti, entre otros. Cuando por fin se modernizaron y conseguí libertad es cuando empecé, con el guionista Perez Navarro, el Superlópez que quería hacer y el cambio de dibujo fue radical. Lo cierto es que en colaboraciones fuera de Bruguera tenía mi propio estilo y es comprobable.
En cualquier caso, se va Superlópez pero Jan se queda, ¿no? Creo que está trabajando en la cuarta entrega de ‘Don Talarico’.
Así es. También hago otras cosas, como las que llevo publicadas recientemente [el año pasado repescó la serie de ‘Cab Halloloco’] , y las que tengo pendientes de publicar…
Siempre ha dicho que los temas nacían de las barbaridades de nuestra salvaje civilización que leía en el diario. Si de algo andamos sobrados es de barbaridades, así que por falta de ideas o temas no será.
Cierto, nadie sacará nada de la nada, ni Dios. Los temas están en la vida diaria y no hay otra manera inteligente de hacer cultura, sea cómic o literatura o cine o música. Las ideas van sueltas por la calle.
Superlópez nació como parodia de Superman, pero en cada nueva historieta se ha reforzado el peso social. En ‘Sueños frikis’, por ejemplo, aborda el bullying. ¿Es esta proximidad a la actualidad el gran éxito de la serie?
No lo sé, pero sí pienso que es principalmente debido al hecho de ser una parodia de Superman. Yo no podía competir con Mortadelo y Filemón de ninguna manera, y esa parodia me funcionó, hasta que acabó por tener entidad propia. Luego, los temas son los que siempre quise tratar. Los problemas que nos afectan son la excusa de mis historias y el objetivo es pedagógico en gran parte. Me gusta empujar a los chicos a tener criterio propio.
El año pasado, la revista ‘Rockdelux’ escogió ‘Los cabecicubos’ como uno de los 100 mejores tebeos españoles de la historia. «Deslizar un trasfondo tan George Orwell en un tebeo supuestamente cómico e infantil solo sucedía en ‘Astérix’ cuando a Uderzo y Goscinny les daba por colar subtexto político y social», puede leerse en la reseña. ¿Esta idea de denuncia, de compromiso social, siempre fue innegociable en la serie?
Pues ni conocía yo esa revista, pero estoy de acuerdo, aunque eso de uno de los 100 mejores de la historia es un concepto muy relativo. Y es verdad que el trasfondo de todas mis historias de Superlópez está basado en un compromiso social, y así seguiré.
Superlópez se retira, Mortadelo y Filemón se acercan ya a los setenta… ¿Qué ocurrirá con el tebeo cuando desaparezcan los clásicos?
Los clásicos son eternos y solo los haría desaparecer una ola de incultura y quema de libros, un ‘Fahrenheit’. Vamos, que pudo pasar si hubiera ganado Hitler la guerra. Y creo que Mortadelo y Filemón todavía tiene cuerda… No confundas lo que se está haciendo ahora mismo con los clásicos, estos lo son porque fueron hechos antes y marcaron camino. Para mí, clásicos son ‘Cuto’, ‘Flash Gordon’, ‘Prince Valiant’, ‘Krazy Cat’…
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