Una de las canciones más arraigadas a la cultura popular española es ‘Mediterráneo’. de Joan Manuel Serrat: «Se han vertido en ti cien pueblos, de Algeciras a Estambul… A fuerza de desventura, tu alma es profunda y oscura». Serrat pone estribillo a nuestra memoria sentimental y el aprendizaje histórico de José Enrique Ruiz-Domènec (Granada, 1948) conjuga el mito de Homero con la escuela de Annales. Su maestro, Fernand Braudel, autor de ‘El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II’, liga los fríos cálculos del mercado con los temporales -ideológicos, pasionales o religiosos- del Mare Nostrum: «Se comienza debatiendo la defensa de la cristiandad ante el peligro turco y se termina sugiriendo la necesidad de una realpolitik
sancionadora del statu quo», observa Ruiz-Domènec. En esa preservación de las áreas de influencia pone como ejemplo a las ciudades italianas del siglo XV que reconocen la legitimidad del Imperio otomano.
Pero no solo de la economía vive el historiador. El Mediterráneo no solo es asunto de fenicios o genoveses: «Es una civilización basada en la belleza», advierte Ruiz-Domènec. Además de pactos geoeconómicos, «se construyeron palacios, se pintaron frescos, se esculpieron bajorrelieves, pero subsistía la necesidad de encontrar el canon de una civilización como había sucedido en la época clásica para que se pudiera dejar la impronta de la belleza».
El Mediterráneo como polifonía que atraviesa a los pueblos que se reflejan, a veces como narcisos, en sus aguas. Es Sócrates, Marco Antonio, Carlomagno, Marco Polo, Lampedusa. Egipto, Trieste, Israel, los Balcanes o Barcelona. Troya, las Cruzadas, Lepanto y las pateras.
Una complejidad que Ruiz-Domènec sintetiza en ‘El sueño de Ulises’ (Taurus): «La trágica confrontación del individuo mortal con el universo de los dioses inmortales» que dio origen a Grecia; esto es, todos nosotros. «Cerca del mar porque yo nací en el Mediterráneo», concluye Serrat.
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Yo vengo más de Brassens, pero al escribir este tema Serrat tuvo muy claro que el Mediterráneo constituye una estructura de civilización. Marca el temperamento, el sistema de valores social y los sueños particulares. A Serrat le rendí homenaje en uno de mis libros que titulé ‘Atardeceres rojos’: cuatro semblanzas de cristianos y musulmanes del siglo XII que se enfrentaron en defensa de sus religiones.
Decía Eugenio d’Ors que una síntesis vale por diez tesis. Esta obra es la síntesis de cuarenta años de estudios mediterráneos…
El lector de 2022 necesita de síntesis que, además de ser prácticas, aporten una mirada crítica. Esta síntesis nació en 1980, por estas mismas fechas de enero, en unos coloquios sobre historia marítima en un Nápoles gélido que desmiente la calidez que se atribuye al clima mediterráneo. Mi ponencia, que bauticé ‘El sueño de Ulises’, gustó más a los historiadores de la Economía que a los de la Cultura. Y como estamos en tiempos de síntesis publico una ‘Breve historia del siglo XXI’ (Libros de Vanguardia): del 11-S de 2001 a la toma de Kabul por los talibanes.
Hay un menosprecio de la Europa del norte hacia los países mediterráneos del sur. Parece que ese presunto prestigio no ha quedado muy bien parado en la gestión de la pandemia: España e Italia han vacunado mejor que Alemania.
La mayor parte de las cualidades económicas que se atribuyen desde el siglo XIX al protestantismo del norte de Europa ya se desarrollaron en los siglos XIII y XIV en el Mediterráneo. La dejadez de funciones en algunos periodos no puede oscurecer el legado mediterráneo que denomino la ecuación del mercader, origen del capitalismo. China, Rusia o Estados Unidos no olvidan su historia; de ahí la necesidad de esta síntesis de 3.000 años del Mediterráneo.
Pongamos cinco figuras a nuestro mar.
En primer lugar, Homero, porque crea una poética del acontecimiento que impulsa la civilización mediterránea. Y Sócrates, sin duda. También Lucrecia Borgia despojada de los tópicos. No es lo que parece: fue una gran estratega que entendió perfectamente el papel de la alta cultura. Y Cervantes por describir tan bien el Mediterráneo en ‘Los baños de Argel’. La quinta figura, Aristide Maillol, por su escultura ‘Mediterráneo’, que tuvo a su esposa como modelo.
Maillol conecta con el novecentismo del Eugenio d’Ors, que defenestró un nacionalismo catalán que elogiaba el brumoso norte. Hoy, la Dinamarca del Sur independentista…
El arquitecto catalanista Puig i Cadafalch vindicaba el gótico flamenco y Eugenio d’Ors la civilidad mediterránea. Yo estoy con d’Ors. Quienes hablan de Cataluña como una Dinamarca del Sur no entienden el Mediterráneo.
Las Cruzadas han dado para muchas películas.
Mejor que no hubieran ocurrido. Fue un mal paso. En un principio no se les llamaba Cruzadas, sino «peregrinación armada». Crearon un conflicto que fue más allá del Islam. El Mediterráneo superó esa decisión equivocada con estoicismo, epicureísmo y cinismo (entendido como visión escéptica y distante de los problemas). Zorba el griego encarna ese talante.
Los almogávares, ensalzados por la historiografía catalanista y en el nomenclátor barcelonés de Víctor Balaguer.
Eran tropas de asalto como las que surgen en toda civilización de frontera, y la Corona de Aragón tenía una frontera inmensa que defender. Catalanes y aragoneses en su mayoría, exportaron una cultura agresiva. Su exaltación es muy matizable: no representan el espíritu mediterráneo, a diferencia de los hombres del mar y armadores de galeras.
Hablemos de negocios: fenicios y genoveses.
Los genoveses son herederos del espíritu fenicio. En los siglos XII y XIII identifican el negocio con el control del mar. Se hacen los amos del alumbre, el petróleo de la Edad Media, que sostiene y tiñe de vistosos colores la industria textil. Génova se hizo de oro. En aquellos negocios triunfa Benedetto Zaccaria, un mercader convertido en almirante al servicio de la república de Génova y luego de la corona de Castilla.
¿Fue Lepanto la más alta batalla que han visto los siglos?
Lo afirmó Cervantes y lo ratificó Braudel: «El más espectacular de los acontecimientos militares del siglo XVI en el Mediterráneo». En el golfo de Corinto chocaron las fuerzas tectónicas de Oriente y Occidente, muy cerca de donde tuvo lugar la batalla de Accio. En ambas contiendas venció Occidente. La armada cristiana de Lepanto era más avanzada técnicamente. De no haber ganado Occidente habría habido otro Lepanto.
Guerras que van y vuelven. Crimea en 1853 y 2014.
Para dominar el Mediterráneo se han de controlar sus dos extremos: Gibraltar y el Mar Negro. La Crimea de hoy es como el corredor de Danzig en 1939.
Se ha cumplido una década de la llamada Primavera Árabe. ¿Fue tan malo el remedio como la enfermedad?
Desde el último tercio del siglo XX, la generación de nativos digitales anhela una transformación social de cariz cosmopolita. La Primavera Árabe surge bajo esos auspicios, pero acaba en desencanto: se termina imponiendo el Islam más radical, como sucedió en Irán con Jomeini. El desengaño de la juventud que vive peor que sus padres puede desembocar en una guerra. Aquí tuvimos el 15M.
¿Qué piensa cuando ve la hoz y el martillo en las manifestaciones juveniles?
Que, además de ignorar lo que fue el comunismo, estos movimientos de protesta contribuyen a destruir el proyecto europeo.
‘El sueño de Ulises’ es también una historia de la cultura. Cita a Byron, Chateaubriand, Albert Camus…
Con ‘El extranjero’ comienza una nueva época en la plasmación literaria del Mediterráneo. Me gusta por igual la novela que la película de Visconti.
Hay mucha retórica sobre lo mediterráneo y no solo la famosa dieta nutricional. El Corredor que nunca se acaba. O la Conferencia Euromediterránea que comenzó con promesas ilusionantes para quedar en nada
El Corredor Mediterráneo debería salir de Málaga y llegar hasta Palermo. En la Conferencia de Barcelona de 1995 pidieron a Georges Duby que pronunciara el discurso inaugural. Al acabar me dijo: «No han entendido nada».
De la guerra de Troya a las pateras. Navegamos sobre un mar cementerio.
El siglo XXI plantea dos retos al Mediterráneo. Primero, entenderse a sí mismo. Dos, afrontar el problema de las pateras. Las pateras han unificado el Norte y el Sur.
La entrada José Enrique Ruiz-Domènec: «El Corredor Mediterráneo debería llegar hasta Palermo» se publicó primero en Cultural Cava.