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A sus 270 años, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando apuesta por la renovación de sus espacios y una nueva museografía de sus impresionantes colecciones –más de 1.400 pinturas, 1.300 esculturas, 22.000 dibujos y planos de arquitectura, 40.000 estampas y alrededor de 9.000 planchas de grabado–, que se irá llevando a cabo de manera progresiva. El director de la institución, Tomás Marco, y la presidenta y fundadora de la Fundación Callia, Carmen Reviriego, firmaban ayer un convenio gracias al cual esta última asume el compromiso de donar a la Academia, a través de los premios Latinoamericanos de Mecenazgo, 500.000 euros hasta 2025, convirtiéndose en su mayor donante privado. A una aportación inicial de 70.000 euros hace unos años, se suman ahora 130.000 más.
Desde 2019, la Academia es la sede de la ceremonia anual de entrega de estos galardones.
Un mecenazgo que le ha permitido duplicar el espacio expositivo dedicado a Goya, que ahora ocupa las dos salas principales de la primera planta del museo de la Academia. La primera se articula en torno a los encargos recibidos por Goya con retratos oficiales como los de Godoy, ‘Fernando VII a caballo’ y ‘La Tirana’. Además, cuelgan su ‘Autorretrato ante el caballete’, que luce un nuevo marco; la ‘Vista de la calle de Alcalá’, de Antonio Joli, y una galería de bustos escultóricos de personajes retratados por el artista. La segunda sala reúne cinco espléndidas tablas de pequeño formato, consideradas cuadros de gabinete (‘Casa de locos’, ‘Corrida de toros’, ‘Escena de Inquisición’, ‘Procesión de disciplinantes’ y ‘El entierro de la sardina’), retratos de sus amigos (Moratín, Juan de Villanueva y José Luis Munárriz), un autorretrato de busto, así como la copia del retrato que le hizo Vicente López, firmada por Rosario Weiss. Se completa la sala con su mausoleo en Burdeos, pintado por Antonio de Brugada, y la que, según Federico de Madrazo, fue la última paleta del pintor de Fuendetodos. El mundo de Goya, en la casa de Goya. El maestro fue director de Pintura y director honorario de la Academia.
Esta renovación museográfica se incluye en la primera fase de un ambicioso plan de restauración y conservación de las colecciones de la Academia. En 2019 se restauró, gracias a la aportación de la Fundación Callia, ‘Susana y los viejos’, de Rubens. Cada año, la fundación elegirá una obra de sus fondos para pasar por el taller. Reviriego ha escogido ‘Cristo resucitado abrazado a la Cruz’, de Guido Reni. También se están restaurando las planchas de los grabados de Goya (las atesora todas, excepto cuatro que se hallan en el Louvre).
Alfredo Pérez de Armiñán, vicedirector-tesorero de la Academia, destaca «la importancia del mecenazgo para el sostenimiento y revitalización de las instituciones culturales en nuestro país», aunque lamenta que las ayudas del sector privado en España «desgraciadamente no cuenten con el mismo tratamiento fiscal que en otros países». Carmen Reviriego, por su parte, entiende el arte como causa social y no como algo elitista. Para ella, «lo más difícil ya está hecho». Evocando el título de su libro ‘La suerte de dar’, le dice a los empresarios de éxito que «trae cuenta ser filántropo. Aunque sea por egoísmo, hazlo».
Víctor Nieto Alcaide, académico delegado del Museo de la Academia y artífice de esta nueva museografía, subraya que se le ha querido dotar de un nuevo discurso y un itinerario con mayor claridad: la visita arranca con el arte del siglo XVI, tiene su núcleo central en las salas de Goya y acaba con el XIX. También se ha remodelado el vestíbulo de la sala Guitarte, se va a renovar la iluminación de las salas y habrá una nueva cartelería: se ha escogido una tipografía, la Ibarra real, creada en la propia Academia.
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