Un conjunto impactante de más de 300 imágenes de Buenos Aires, seleccionadas de entre unas diez mil fotografías, conforman el monumental libro “Buenos Aires, una mirada íntima”, del fotógrafo argentino radicado en Europa Ricardo Labougle, en el que recorre a lo largo de tres años los más diversos rincones de la ciudad –y algunos sitios de la provincia- para capturar la magia de su arquitectura, a través de emblemáticos edificios, teatros, parques, museos, palacios, librerías, confiterías o centros culturales.
Entre la belleza vibrante de la ciudad y el afán del recorrido pormenorizado, el voluminoso ejemplar publicado por Ediciones Lariviere se sale del estricto recorrido turístico y conforma un mosaico de postales de Buenos Aires que, sin intentar contar su propia historia, va revelando diversas capas de sentido a través de su arquitectura: como en el inicio, dedicado al colorido Caminito, un ícono del barrio de La Boca, pero también con las humildes casas de chapa, hogar de los primeros inmigrantes genoveses de finales de siglo XIX.
No son los habitantes de la ciudad, con sus deseos, frustraciones y esperanzas, los protagonistas de este relato visual: es la arquitectura con sus múltiples facetas, sus edificios más emblemáticos, los que cuentan su historia, esa que se tejió entre la búsqueda de la modernidad y ola inmigratoria que transformó culturalmente a la sociedad, desde los parques diseñados por Carlos Thays a los llamados “conventillos de los ingleses”, donde vivían los empleados del ferrocarril, en aquel entonces en manos británicas.
El autor que vive hace tres décadas entre Londres y Madrid, colaborador habitual de publicaciones como The World of Interiors, Architectural Digest y Vogue, divide su propuesta visual en cuatro sectores o ejes -Norte, Sur, Centro y Provincia- que dan un orden a la marea de imágenes, en las que invita a reconocer lugares ya visitados, pero también a descubrir detalles nuevos donde los ojos ya se han posado una vez.
“Mi mirada de Buenos Aires es una mezcla de admiración y orgullo. Hace 30 años que viajo y hago fotos por todo el mundo, y puedo compararla con otros lugares y tener la objetividad de ver qué es lo realmente bueno e interesante. Cada ciudad es distinta pero si nunca hubiera salido de Buenos Aires no la podría comparar con otra arquitectura, otra energía, movimiento, tamaño, historia, arte. Es una ciudad que está llena de cultura, historia y arquitectura”, dice a Télam el fotógrafo Ricardo Labougle, autor también de los libros “Living in Argentina” (Taschen) y “Palacio Pereda”.
Esta panorámica porteña condensa los bares históricos que se mantuvieron en el tiempo, fachadas de joyas arquitectónicas, monumentos, museos y estadios de fútbol, una larga lista que incluye por ejemplo el Museo Quinquela Martín, el Museo de Calcos, la Casa-Museo de Ricardo Rojas, el Palacio Barolo, el CCK, el Palacio de Aguas Corrientes, el Teatro Colón, el interior de la Torre Monumental de Retiro, el Teatro Gran Rex y algunos espacios íntimos de artistas, como la Fundación Forner Bigatti, la Fundación García Uriburu y otros interiores de hogares históricos.
“El fotógrafo captura el detalle estético, el guiño nostálgico, el recodo sorprendente o el rincón desconocido de esas calles y espacios convertidos en protagonistas. En este encuentro con la ciudad también está presente el imaginario nostálgico del autor, que mientras fotografía el Museo de Ciencias Naturales de La Plata rememora su paseo como escolar por esas mismas salas”, escribe en el prólogo de este libro de gran formato el periodista Hugo Beccacece.
La mirada habituada de quienes viven en Buenos Aires tal vez pase por alto los detalles en los que se posa la lente de Labougle, como los ocho atlantes esculpidos de 5 metros de alto cada uno, realizados en hormigón, sobre la fachada del edificio Otto Wulff, un raro ejemplo de estilo jugendstil o modernismo alemán, en la esquina de la avenida Belgrano y Perú, donde actualmente funciona, en su planta baja, una conocida cafetería internacional.
El pasaje Santa Rosa, en el barrio de Palermo; “Bengala”, como se conoce a la casa del artista Carlos Páez Vilaró, una pulpería en Lozano, provincia de Buenos Aires, el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, la Plaza del Congreso, la Confitería del Molino, un carrito en Costanera Norte, el Jardín Andaluz del Museo Larreta, el Club Atlético Huracán o la Casa de Xul Solar en el Tigre también conforman las páginas de “Buenos Aires. Una mirada íntima”.
“La elección de lugares también tiene que ver con los lugares que yo recomendaría a un amigo, esos que no siempre están en las guías turísticas. El Museo de la Cárcova, por ejemplo, es un lugar al que siempre vuelvo. Me parece tan hermoso y tan extraño estar ahí, con esas esculturas, en ese entorno medio desierto de gente, es como una isla en el medio de Puerto Madero, de esa modernidad con edificios y torres gigantes”, detalla el fotógrafo.
Hay espacio también para la anécdota en algunos de los pocos epígrafes que acompañan las imágenes, como los colores azul y oro, identitarios del Club Boca Juniors, que fueron tomados al azar de la bandera de un barco sueco que pasaba por el puerto en una fotografía ad hoc; o las tribunas de Huracán, en Parque Patricios, club que debe su nombre a la hazaña del aviador Jorge Newbery quien, a bordo de su globo El Huracán, realizó la travesía aérea Buenos Aires-Bagé.
Hay billares, estaciones de trenes, pizzerías, carruseles, sastrerías, detalles de banderines y de jarras de pingüino, edificios como la Usina del Arte -un palacio fortaleza de estilo neomedieval-, y otros edificios de estilo neogótico veneciano, art nouveau, o eclecticista grecorromano, entre muchos otros ejemplos, “todas las corrientes migratorias de Buenos Aires que nos dejaron marcados tantos estilos tan distintos”, concluye el autor sobre su recorrido visual por la metrópoli.
La entrada La magia de la arquitectura porteña desde la lente del fotógrafo Ricardo Labougle se publicó primero en Cultural Cava.