El cine toma distintas dimensiones en libros recientes de hacedores de esa industria como Isabel Coixet, Diego Dubcovsky, David Oubiña y Jonas Mekas, quienes pasan a la escritura para reflexionar sobre los rodeos en torno a la puesta en marcha de una idea pero también mapean sus lecturas, conversaciones y apuntes en un tiempo paralelo al que se desarrolla una película en publicaciones que exceden el formato de diarios de rodaje para conformarse como puertas de entrada a sus universos creativos.
¿Cuándo se pone en funcionamiento la maquinaria colectiva que implica el proceso de realización de una película? ¿Con qué imagen comienza la idea inicial que da cauce a la escritura del guion, al rodaje o la convocatoria al equipo?
Estos libros toman las perspectivas de cineastas, como Coixet y Mekas, productores, como Dubcovsky, y guionistas, como Oubiña, para profundizar en esa actividad colectiva que implica filmar una película.
Cineasta pero también escritor, crítico y poeta, Jonas Mekas (Lituania, 1922 – Estados Unidos, 2019) da vida en “Destellos de belleza”, el libro editado por Caja Negra, a una suerte de biografía con fotos, relatos, narraciones que funcionan como documentos de una época.
El director y creador de un lenguaje convertido en ícono del cine experimental estadounidense trabaja en este libro que, como dice el traductor Pablo Marín en el prólogo, funciona como una suerte de “autobiografía hibrida, camaleónica, impulsada por la amistad”, ese cruce entre lo público y lo privado que construye su impronta.
“Destellos de belleza” llega después de la compilación de sus diarios personales publicados con el título “Ningún lugar adonde ir” y sus textos críticos sobre el campo cultural que se pueden conseguir bajo el título “Cuadernos de los sesenta. Escritos 1958-2010”.
Así se pueden encontrar en estas páginas distintas fotos de John Lennon y Yoko Ono, de alguna serigrafía de Andy Warhol, de un vino que compartió con el productor Tim Forbes pero siempre está el dato de quién tomó esa imagen. La potencia de quién miró a esa persona o a ese objeto está destacada por Mekas, director de innumerables películas entre las que están “Guns of the Trees”, “Memories of Frankenstein” o “Notes on Utopia”.
Otro libro escrito por una cineasta publicado en el último tiempo es “No te va a querer todo el mundo”, una recopilación de textos que la española Isabel Coixet, directora de “Mi vida sin mí”, “La vida secreta de las palabras” y “La Librería”, publicó en los últimos cuatro años en medios como El Periódico de Catalunya, El País o Crónica Global.
“Si he ofendido a alguien con ellos, pido perdón desde ya, porque mi intención era esa”, asevera en el comienzo del libro editado por Malpaso que reúne desde reflexiones acerca de los premios, las obsesiones por lograr un plano específico, el temor en la previa al inicio de un rodaje hasta un conjunto de fichas con recomendaciones de lecturas o películas.
Pero también hay un mapeo de canciones o músicos que la conmueven y ahí aparece desde la banda sonora de “Cleo de 5 a 7”, de Agnès Varda, hasta Nathy Peluso, a quien define como “la argentina con acento indecible hace trap mezclado con lo que le da la gana y el resultado es fresco, sorprendente y rabiosamente personal” y se la recomienda a quienes “estén hartos de cantantes genéricas, inofensivas y aburridas”.
En tono personal y reflexivo, “No te va a querer todo el mundo” presenta un relato de la intimidad y la perspectiva de una de las cineastas y guionistas más aclamadas por la crítica y el público en las últimas décadas quien en estas páginas se permite la reflexión, el desahogo y la confesión.
“(…) inquietudes y sombras y luces y sonidos y palabras y silencios y música. Empezar una película es eso y mil cosas más. Es sentirte con una responsabilidad abrumadora sobre un equipo de mucha gente con sus egos (tan grandes como el tuyo, quizás más frágiles), sus temores, sus dudas y sus ilusiones”, escribe Coixet, también directora de la película “Elisa y Marcela”.
Desde otro rol en la dinámica de la producción cinematográfica, el productor y docente argentino Diego Dubcovsky escribió “Motorhome”, un trabajo publicado por Vinilo que oficia de guía por los vericuetos de una industria compleja e inestable a la que el autor nos lleva a conocer desde la experiencia y la pasión.
“En el proceso de producción de una película no te podés relajar nunca. Hay que estar muy atento, dormir con un ojo abierto y soñar liviano. La frustración y la tristeza deberían incluirse en el presupuesto”, confiesa quien fue productor de películas como “La suerte en tus manos”, “Dos hermanos”, “El abrazo partido”, “Esperando al mesías” y “Derecho de familia”, de Daniel Burman, y “Alanis” o “Por tu culpa”, de Anahí Berneri.
Al leer “Motorhome” también se puede reconocer el deslumbramiento del autor sobre el cine a través de la cámara súper 8 con la que su padre filmaba las vacaciones y las celebraciones familiares y descubrir secretos a la hora de cruzarse con un buen guion. Pero si algo insiste a lo largo de la lectura de este libro es la contingencia y la cantidad de cosas que pueden complicar un rodaje o la distribución de una película.
Dubcovsky asume en la escritura de estas páginas la posibilidad de fracasar con la que hay que lidiar en su oficio. “No importa los recaudos que el productor y el distribuidor puedan tomar, existe un componente intangible que hace que el público las acepte o no. Ese componente no tiene explicación científica ni comercial. Es así. Sucede o no”, advierte.
Al mismo tiempo desacraliza la puesta en marcha de los proyectos cinematográficos: “Para producir una película no hay que temerle al conflicto. Hay que ser valiente en la administración del dinero. Ese ese el verdadero lenguaje del arte”, arroja.
Con otro registro menos confesional y más teórico y ensayístico, otro argentino, en este caso un crítico y guionista como David Oubiña desgrana en “Caligrafía de la imagen” (Editorial Prometeo) la figura de autor en cine.
Exredactor de la revista El Amante y actual miembro del consejo de dirección de la Revista de Cine, Oubiña analiza y reflexiona sobre de qué manera las transformaciones en torno a esa figura de cine de autor funcionan como un sistema que registra tensiones y alcances de la teoría y de la crítica entre las décadas de 1950 y 1970.
Con lo que se conoció como la “política de los autores” de Cahiers du cinéma supuso como punto de partida rupturista, el docente e investigador se anima a meterse con los paralelismos que se trazaron en torno a las películas cultas y de buen gusto y el conocido cine de autor.
Organizado en ocho capítulos, el libro ofrece un recorrido crítico en el que el autor sostiene una hipótesis planteada en el prólogo: las películas han abandonado la promesa de un arte crítico para convertirse en productos complacientes que se integran sin conflicto a los mandatos de la industria cultural.
Agudo y perspicaz, Oubiña, quien ejerció como guionista de las películas “Esas cuatro notas” (2004), “Música nocturna” (2006) y “Secuestro y muerte” (2010), propone reflexionar sobre la teoría y la crítica de cine entre 1950 y 1970 en Francia, Estados Unidos, Gran Bretaña y Latinoamérica. Así hay lugar para indagar en las obras de Leopoldo Torre Nilson, Glauber Rocha, Júlio Bressane o Luis Buñuel, entre otros.
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