Pocos saben que hasta los celtas los inventaron nadie llevaba pantalones. Es un detalle más de Astérix el galo, uno de los cómics más formidables de todos los tiempos. Hay historias que no acaban, o más bien que no queremos que terminen nunca. Si hubiera que elegir sólo un puñado, entre ellas destacaría la de la aldea gala irreductible ante el paso del imperio romano, y de cualquier imperio, incluso el del tiempo. Ahí siguen, con la misma fuerza que ayer, debido en parte a los superpoderes de la poción mágica. Una respuesta a los superhéroes del cómic americano.
Para comprobarlo, reunimos a dos invitados de excepción en ABC. Luis Alberto de Cuenca es el académico español (de
la Real Academia de la Historia y del CSIC) con más horas de vuelo en la imaginación impulsada por las viñetas. Hay pocos especialistas que puedan superarle en su felicidad y erudición ante el cómic en general y –como veremos– ante Astérix en particular.
Por otro lado, acude María José Guitián, editora de Salvat, responsable de los libros de Astérix, incluida la última novedad: ‘Astérix tras las huellas del grifo’. En la actualidad, Guitián tiene además como misión cumplir todos los sueños de una niña de igual nombre que se inició leyendo la colección del astuto héroe galo que había adquirido su padre, y que ella pintarrajeaba sin demasiados complejos. De hecho, trae a nuestro encuentro uno de aquellos cómics donde su mano infantil rellenaba de colores y rayajos los agujeros de la O de Obélix, el fiel compañero de Astérix. «He tenido suerte. Nunca pensé que me tocaría ser la editora de uno de los cómics que más me gustaron desde mi infancia. Además, mi llegada a Salvat, ya como editora, coincidió con la remasterización de los álbumes, uno a uno, la recuperación del color y los textos perdidos. No me lo podía creer», comenta con una expresiva sonrisa en la cara.
Hace más de una década que se remasterizaron los álbumes de René Goscinny, escritor y guionista genial, y el dibujante Albert Uderzo. Hoy los galos han encontrado en Jean-Yves Ferri (guionista) y Didier Conrad (dibujante) una nueva juventud.
Para De Cuenca, «Astérix es una respuesta de la fantasía europea, arraigada, a los cómics estadounidenses. La idea de Europa que trasluce la serie hace gala de cierto ‘chauvinismo’ gaullista (por el general De Gaulle) pero dibuja a la perfección todo lo que somos, juega con los tópicos de los pueblos». Para tópico, Guitian destaca el paralelismo con Oliver y Hardy, y De Cuenca asiente.
Guitián toma el relevo señalando precisamente cómo Astérix perfila «una crítica al poder, imperial, sea el que sea, y cómo explota esa caricatura de los pueblos de Europa un tablero que además nos enseña de dónde venimos». De Cuenca está de acuerdo y subraya los valores didácticos. «Por las páginas de Astérix circulan todos los pueblos de Europa. Por ejemplo, los sármatas y escitas, que ya no figuran en la educación reglada, así que la única manera de saber quiénes eran y que los últimos vivían en la actual Rusia es leer Astérix».
Nombres y cifras imbatibles
Astérix es asterisco, Obélix es obelisco, Asurancetúrix es seguro a todo riesgo, Ideafix es idea fija. Son nombres insuperables, ingeniosos. Guitián comenta todo lo imbatible que rodea a esta colección, porque «todos los álbumes publicados en el mundo darían varias veces la vuelta a la tierra uno junto a otro» y recuerda que en ‘Astérix y Cleopatra’ recuperaron la frase «14 litros de tinta china, 30 pinceles, 62 lápices grasos, 1 lápiz duro, 27 gomas de borrar, 38 kilos de papel, 16 cintas de máquina de escribir, 2 máquinas de escribir, 67 litros de cerveza han sido necesarios para la realización de esta aventura». Son sus favoritos. Por los recuerdos y por la actualidad imperdible que muestran. Guitián prefiere ‘La vuelta a la Galia’ o ‘La residencia de los dioses’, que muestra ya los problemas de la especulación inmobiliaria que no ha mejorado desde Roma.
Otros temas contemporáneos ocultos bajo la máscara de una época pretérita podrían resumirse en el protagonismo de la mujer. «Antes estaban Falbalá y la mujer del jefe, imagen tópica. A partir de determinado momento cambia el papel de la mujer. En este último son fascinantes el personaje de la cautiva y las amazonas», dice De Cuenca. Remacha la editora que «esa tendencia ya comenzó en ‘La hija de Vercingetórix’, a reivindicar el papel de la mujer ya no como alguien pasivo que se pasea por la aldea. Han abordado elegantemente la igualdad de los sexos. Y demuestra la visión de la realidad actual tan ajustada de los autores».
Para ambos, la información histórica es muy rigurosa, por la documentación manejada por los autores. Lo compara con la serie de ‘Les voyages de Alix’, también un cómic franco-belga más volcado al didactismo. «Astérix tiene el aspecto burlesco que lo diferencia», remacha. Si hay un aspecto llamativo en la obra de Goscinny y Uderzo es que resultan imbatibles por todos lados.
Por otro lado, en estos tiempos de censura y cancelación, Astérix ha tenido muy pocos problemas, menos que Tintín (en el Congo, por ejemplo) o la visión de los indios que se da en Luky Luke. De Cuenca marca la nota negra de que también se quemaron cómics de Astérix en las hogueras de un colegio de Canadá.
Conrad y Ferri, fabulosos
Los nuevos autores merecen la mejor impresión para Luis Alberto de Cuenca. Guitián añade que se nota que hay otra persona dibujando pero esa personalidad retoma el espíritu del original. Los guiones son dignos de la serie inventada por dos genios. «El que más me gusta de la serie es el último que acaba de salir, ‘Tras las huellas del Grifo’», dice el académico. La prueba es que salen con 200.000 ejemplares de tirada. No hay quien pueda con el éxito de quien imprime con tinta mezclada con poción mágica.
Hay personajes secundarios que no pueden dejar de quererse. Citamos a los piratas, siempre atropellados por la trama. «Esos personajes ya estaban en ‘Juan Pistola’, uno de los primeros trabajos de Goscinny y Uderzo», cuenta Guitián. «Es anterior a Astérix, y lo tenemos en Salvat, donde estamos recuperando todas sus obras. Hay cinco álbumes». De Cuenca confiesa que no lo sabía (y celebramos todos, él incluido, entre risas, haber hallado un dato de cómic que no conocía) y añade que alguna vez declararon que los piratas son un homenaje a Barbarroja. Pero si hay algo mítico es el banquete final, apocalíptico, un hallazgo, con el bardo atado para que no moleste. ¡También se ríen de los celtas!
La entrada Los grandes secretos de la creación y la edición de Astérix y Obélix, a debate se publicó primero en Cultural Cava.