25 noviembre, 2024
Espectáculos

Roberto Goyeneche, el decidor

@RFilighera

Un cantante que se convirtió en personaje; un protagonista fundamental de la historia de Buenos Aires que, como nadie, supo captar la idiosincrasia de aquel caminante de la noche de nuestra ciudad; noctámbulo por la profesión, pero también por las largas e interminables charles de cafetines, anclados en la nostalgia inmodificable del sentimiento porteño.

Nació el 29 de enero de 1926 y creció en la populosa barriada de Saavedra, y como no podía ser de otra manera, seguidor del club de sus amores: Platense. Y la cosa ya venía en cuanto genes ya que su tío, Roberto Emilio (¿verdad o leyenda?) fue autor y compositor de tangos. Antes de comenzar su trayectoria, en tanto, fue chofer de la línea 19 y también incursionó como taxista y mecánico. Se inició a los 18 años, luego de participar en un concurso para voces nuevas, y a partir de este episodio tuvo la posibilidad de hacer sus primeros pasos en la orquesta de Raúl Kaplún.

Etapa Salgán

Sin embargo, en 1952 se producirá un hecho que marcaría un paso muy importante en su trayectoria y que está referido a la convocatoria que le realizó Horacio Salgán para su agrupación. El objetivo: reemplazar al cantor Horacio Deval y compartir créditos con otro personaje, también sustancial de aquellas noches de Buenos Aires: Ángel “Paya” Díaz, quien fue el que lo bautizó como “el Polaco”, por su pelo rubio, especialmente identificable con los jóvenes inmigrantes de ese origen. Los datos históricos señalan que con Salgán puso el registro de cuatro grabaciones para la RCA Victor y que fueron, puntualmente, “Alma de loca”, “Yo soy el mismo”, “Un momento” y “Siga el corso”. Así dadas las cosas, luego el Polaco continuó grabando con Horacio Salgán, en total seis, y dos de ellas a dúo con Díaz.

Se viene el gran Pichuco

Y si de etapas valiosas hablamos, en 1956, con 30 años, va a generar una de sus mejores performances profesionales y lo hará nada más ni nada menos que junto al gran Aníbal Troilo, personaje a quien el Polaco admiraba profundamente desde su juventud. Goyeneche llegó a grabar con Troilo alrededor de 26 composiciones, dando testimonio de estar atravesando una de sus más febriles y destacadas etapas. Con el apoyo incondicional de Pichuco, el Polaco, posteriormente, se desvinculó de la famosa agrupación y llevó a cabo una de sus apuestas más fuertes: su rol como cantante solista. De esta manera, Armando Cupo, Luis Stazo y Mario Monteleone acompañaron a Goyeneche y realizaron varios registros en el disco, destacándose, entre ellos, temas como “Frente al mar”, “No nos veremos más”, “Qué falta que me hacés” y el vals “Carrousel”. Sin embargo, la sociedad con Troilo, amistad mediante, continuó muy firme y debido a ello fue que unos años después grabó con Pichuco “Nuestro Buenos Aires” (1968) y “¿Te acordás Polaco?” (1971).

Pontier, Berlingieri y otros

La estrella de Goyeneche, a mediados de la década de 1960, continuaba en pleno ascenso profesional y la agenda artística no cesaba en cuanto a importantes progresos y desafíos. Entonces, ya plenamente consagrado como solista, trabajó conjuntamente con directores de la talla de Armando Pontier, Ernesto Baffa, Osvaldo Berlingieri y Raúl Garello. Por otra parte, al mismo tiempo, fue un habitúe de los más reputados reductos tangueros de Buenos Aires, principalmente del local Caño 14, siendo identificado como una figura importante de la bohemia porteña. Eran noches espectaculares para Buenos Aires; rodeadas de encanto, magia, fantasía, copas, bailes y mujeres muy bellas, por cierto. Se trataba, aún, en ese entonces, del Buenos Aires que no descansaba nunca.

“Balada para un loco”

Otro verdadero mojón para su trayectoria. En 1969 grabó “Balada para un loco” y “Chiquilín de Bachín”, de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer. La publicación de ambos temas en un sencillo fue todo un acto de audacia artística, dado el escándalo que el estreno del primer tema significara y el debate sobre lo que debía ser aceptado como tango. Y el hecho de que un intérprete con toda la estirpe de cantante y tanguero fiel se asociara a un rebelde por antonomasia del dos por cuatro como Piazzolla se erigió en una verdadera apuesta de desafíos. En tanto, esa mítica e invalorable sociedad del Polaco con Astor va a volver a registrarse durante una breve temporada, puntalmente en mayo de 1982, plena guerra de las Malvinas. Dicho show tuvo lugar en el teatro Regina, ubicado en la avenida Santa Fe al 1100.

“Naranjo en flor” y “Tabaco”

En tanto, en 1970 continuó con su rol de cantante solista. Aunque, también aquí hay otro detalle generosamente significativo: grabará tres discos en colaboración con el maestro Atilio Stampone y que se convertirán en verdaderos clásicos. Con arreglos superlativos de Stampone, el cantante plasmó, con su particular estilo, versiones de “Afiches”, “Maquillaje” y “Chau, no va más”, de Homero Expósito, decididamente brillantes. También realizó novedosas versiones de “Naranjo en flor” (Expósito), “Grisel” (Contursi), “Canción desesperada” (Discépolo) o “Tabaco” (Contursi), entre otras verdaderas creaciones.

Introducción al cine

Su adicción inveterada por el cigarrillo, desde muy joven, comenzó a erosionar paulatinamente sus cuerdas vocales. No obstante, no cesó de grabar nuevos álbumes, en esta oportunidad acompañado por Raúl Garello.

En tanto, Goyeneche participó de los filmes “El exilio de Gardel” y “Sur”. Precisamente para esta última, además, fue convocado por Fernando “Pino” Solanas para trabajar como como actor. A todo esto, su actividad se hizo, más allá de las notorias dificultades de salud, cada vez más pujante. Emprendió giras internacionales como solista y como parte de espectáculos de tango, llevó a cabo importantes visitas a París, Nueva York y numerosas ciudades de España.

La despedida

Con Adriana Varela, a quien apadrinó. (Foto: Perfil)

Y su impensada despedida se dio a través de un impresionante disco para el sello Melopea, en 1993. Lo acompañaron Néstor Marconi, Litto Nebbia, Esteban Morgado, Walter Ríos, el Sexteto de Carlos Buono y Adriana Varela, de quien fue padrino artístico. Por otra parte, sus últimas grabaciones estuvieron centradas en un dúo con Mercedes Sosa, y se dio, en una versión inolvidable, en el tango “Los mareados” y a esto le sumó, por otra parte, una colaboración con el violinista Antonio Agri y el guitarrista Esteban Morgado en el tango “Viejo ciego”. Temazos, en definitiva, que fueron prácticamente recitados con ese sello tan personal y único del Polaco, agravado por sus dificultades de salud, sin embargo, que llegaron a concitar una enorme expectativa, admiración que también se trasladó de manera muy fuerte al universo de los rockeros.

El jueves pasado se cumplieron 26 años de la muerte del querido Roberto Goyeneche. Su figura, su prestancia, continúa presente en el corazón de su público y en todo el universo del tango y de la música en general. El Polaco está más vigente que nunca.

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