En un abordaje que tiene presente los aspectos luminosos y sombríos de la polarización política y como si fuera una “degustación” al tema, Natalia Aruguete, Ignacio Ramírez, María Esperanza Casullo y Facundo Cruz, integrantes del colectivo de autores que reunió el libro “Polarizados”, dialogaron el jueves en la Feria del Libro para rastrear las causas profundas y analizar las consecuencias de la polarización política.
En la sala Alfonsina Storni y durante una charla que abordó los grandes conceptos de la ciencia política pero también la coyuntura más fresca de la dinámica nacional, el panel presentó “Polarizados” (Capital Intelectual), el libro que reúne el trabajo de un grupo de expertos integrado -además de Aruguete, Ramírez, Casullo y Cruz- por Natalia Zuazo, Emmanuel Álvarez Agis y Luis Alberto Quevedo bajo la dirección editorial de José Natanson y la edición de Raquel Garzón.
El sociólogo Ignacio Ramírez fue el encargado de presentar al panel y de dar cuenta del objetivo de la publicación. “Buscamos abordar, desde distintas perspectivas, esa Ley de Gravedad de este tiempo que es la polarización, la grieta o la brecha. Porque mal que le pese a nuestro narcicismo argentino, es una discusión que se da en todo el mundo: hoy el desacuerdo ideológico vuelve a estar en el centro de la política”.
El investigador, quien entre risas aceptó que “no se puede escribir nada desde las ciencias sociales porque enseguida todo queda viejo”, resaltó tres ideas centrales que orbitan la publicación: que muchas veces se habla de “desconfianza en la política” cuando en realidad hay que abordar la “política de la desconfianza” y las “pasiones tristes” de la época, que el menú mediático se va segmentando por segregación ideológica -y que eso genera endogamia y un daño para el escenario público- y que hoy el campo político está tensado por la derecha, algo que deja a la izquierda deshilachada mientras pone a prueba su audacia.
En el libro publicado por Capital Intelectual, el politólogo Facundo Cruz aborda la polarización “desde arriba”, desde el sistema de partidos políticos. “Me interesó pensar cómo y por qué el país dejó de estar gobernado por partidos y pasó a estar caracterizado por el bicoalicionismo. Somos una anomalía porque ese bicoalicionismo empieza a tirar para afuera de forma centrípeta”, sintetizó Cruz. “En 2001 el sistema se rompe y cuando se reconstruye se reacomoda en coaliciones. El peronismo lo hizo más rápido que Cambiemos. El capítulo sintetiza el proceso histórico y habla bien de las PASO, porque creo que fue un factor que ayudó al bicoalicionismo”, explicó.
La politóloga María Esperanza Casullo eligió resaltar tres ideas principales del trabajo que firmó con Ramírez. En primer lugar, que la polarización “es buena”, que no es un problema y que si efectivamente fuera un problema, dada las condiciones sociales e históricas en las que vivimos, no sería posible de evitar. “Esto se repite en Brasil, Latinoamérica, España y Estados Unidos. En todos lados hay una sensación de pérdida del espacio de la política, de ese espacio donde había señores que tomaban ciertas discusiones con un habano. Y que eso ya no es posible. Ocurre que hay una crisis de la hegemonía política, no hay un modelo político hegemónico que dé soluciones”, sostuvo y advirtió que hoy “ni la izquierda ni la derecha tienen grandes victorias para mostrar”.
En segundo lugar, Casullo defendió una idea: que la sociología política está más vigente nunca. “Si hay polarización es porque la sociedad tiene distintas visiones del mundo. Leímos mucho del negocio político de la grieta, pero si vemos cualquier focus group advertimos que es la sociedad la que tiene distintas versiones distintas sobre lo que Aristóteles llamaba `la buena vida´”, analizó. “Las feministas no estaban muy contentas con las visiones del mundo de antes, tampoco los migrantes o las minorías afroamericanas. Hoy esas voces del mundo se hacen escuchar y hay versiones del mundo que no pueden coexistir. Hay que atender a esta paradoja: todos los que denuncian la grieta tienen una posición en esa grieta”, sostuvo.
Por último, Casullo advirtió que la polarización no va a desaparecer y que eso genera desafíos: “¿Cómo construimos sistemas de toma de decisión en el que todos acepten como legítimo lo que se decide aunque no sea ideal? Al consenso no vamos a llegar nunca. Uno de los problemas que tenemos hoy es que las coaliciones son más homogéneas en su interior y eso no permite dialogar con el otro bloque. Es más difícil negociar sin grietas internas”.
Al analizar el mapa más coyuntural, Casullo desestimó que el centro sea la salida. “Hoy aparecen nuevos partidos pero van por un costado, no por el centro. Los partidos que aparecen por el centro, como Roberto Lavagna, Florencio Randazzo o Margarita Stolbizer, no van en definitiva a ningún lado. Milei hoy crece por el costado y empuja todo el espectro a la derecha”, sostuvo la doctora en Ciencia Política de la Universidad de Georgetown sobre aquella fantasía que de la polarización se sale por el centro.
Cerró su intervención con una hipótesis para pensar en un escenario alternativo: “No tengo ninguna solución a la polarización, pero una de las formas de enfocar el análisis es reconocer que hay distintas visiones del mundo para, de esa forma, obligar a nuestros representantes políticos a que legitimen las decisiones”.
Natalia Aruguete, doctora en Ciencias Sociales y magíster en Sociología Económica, participó de “Polarizados” con un trabajo que firmó con la politóloga Natalia Zuazo. Juntas, analizaron la polarización en las redes y en los medios: cómo funciona, cómo impactan las elecciones, las noticias y apuntaron a pensar cómo tomar acción por fuera de ella. “Hay como una idea que ante la polarización, las redes proponen agendas paralelas. Entonces buscamos pensar cuál era esa agenda. Creo que sigue estando presente una agenda oficial, con excepciones. Hay una agenda hegemónica y exaltaciones editorialistas de esas agendas. Las redes no traen menos polarización sino que la retroalimentan”, manifestó y sostuvo que esa polarización es, a la vez, “política, mediática y afectiva”.
“Las operaciones de fake news, como una de las tantas expresiones de violencia, no solo tienen como propósito mal informar sino también crear un evento político a través del daño. Muchas veces somos hablados por este discurso polarizante”, sostuvo Arguete. “No es que no haya resquicios para la resistencia política, sino que eso no lo ofrecen las plataformas. Está, como siempre, en la militancia política. Estamos en un momento oscuro en el que hay que ofrecer resistencias”, evaluó sobre el presente y, de esa forma, también aportó un punto sombrío sobre un fenómeno que la publicación busca atender con todos los claroscuros.
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