22 noviembre, 2024
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Un homenaje a excombatientes desde un bastión de defensa de nuestra soberanía

Réplica de los aviones que participaron en el conflicto bélico. Foto: Eva Cabrera

Un museo construye memoria sobre los excombatientes de la guerra de Malvinas desde un histórico bastión de defensa de la soberanía, el Fuerte Barragán de la ciudad de Ensenada, donde en 1806 se luchó para impedir que los ingleses invadieran el territorio, y en el que actualmente funciona también el Museo Héroes de Malvinas, que reconstruye la experiencia de esos días de lucha en el conflicto bélico.

“Este museo y el fuerte, es un gran símbolo de soberanía, de que acá en el Cono Sur de América hay un país con una historia muy rica en la historia de la soberanía y la lucha contra el imperialismo y la libertad de su pueblo y todos los pueblos de América”René Ricci, veterano de Malvinas que preside la agrupación

Fuerte Barragán, clave en la historia de lucha

Corría el año 1801 y las entonces autoridades del Virreinato del Río de la Plata resolvieron reconstruir allí el antiguo fuerte de adobe destruido por una tempestad, ante la necesidad de instalar una batería para que custodie las costas. De aquel fuerte, ubicado en un hangar levantado en el predio de 10 hectáreas del Fuerte de la ciudad de Ensenada, se conserva el trazado, parte de las murallas con ladrillos originales y las garitas centinelas y a pocos metros está el Museo Fuerte Barragán que conserva municiones, armas de fuego de la época, medallas y hasta correspondencia del Almirante Guillermo Brown.

En aquella oportunidad, desde esas troneras lograron avistar a los barcos ingleses que se acercaban a la ensenada para desembarcar por ahí, porque hace 206 años el Río de la Plata era visible desde el fuerte, se ubicaba a unos 150 metros.

Aun sin el río cerca, el visitante que se asoma por el Fuerte revive la urgencia del momento ya que alli están dos cañones para recordar el rol de defensa soberana que cumplió el lugar.

Ese 24 de junio de 1806 los ingleses no pudieron desembarcar a pesar del intenso intercambio de disparos ya que las fuerzas al mando de Santiago de Liniers pusieron en fuga al enemigo, que debió ir hasta Quilmes para acceder al territorio, en el episodio que se conoció como las primeras invasiones inglesas. Pero un año después, los ingleses lo volverían a intentar y ya sin batería en el fuerte lograron el desembarco.

Foto Eva Cabrera
Foto: Eva Cabrera

El museo, soberanía y memoria

A unos pocos metros de ese espacio emblemático, un hangar pintado con los colores típicos del camuflaje militar y cuya puerta de ingreso está flanqueada por dos minas de profundidad verdes sostiene un cartel que reza: “Agrupación Soberanía y Memoria 1806-1982. Museo Héroes de Malvinas. Ciudad de Ensenada. Capital de la soberanía”, uniendo de este modo a los distintos actores que a lo largo de la historia defendieron la soberanía de nuestro país.

Como cuenta René Ricci, veterano de Malvinas que preside la agrupación, “la idea original fue buscar un espacio donde pudiera funcionar un centro de veteranos, un lugar para hacer catarsis. En el 2004 nos dieron este hangar que pertenecía a la fuerza aeronaval argentina y se usaba como depósito. Fue reacondicionado, empezamos a ocuparlo y a funcionar como Agrupación Soberanía y Memoria”.

De a poco, agrega Ricci, los veteranos “fueron trayendo cosas que tenían: ropas, jarritos, el gorro y los fuimos poniendo acá, pedimos cosas a distintas fuerzas, se recuperaron algunos elementos del campo de batalla y así nació como una gran muestra que es hoy el Museo Héroes de Malvinas”.

Una vez dentro del hangar, se ingresa a un gran escenario bélico, donde no faltan misiles, torpedos, cascos con impactos de proyectiles, un maniquí vestido de enfermero como corriendo con una camilla al hombro, una carpa y la cocina de campaña y hasta un paracaidista eyectado de un avión en caída libre.

Foto Eva Cabrera
Foto: Eva Cabrera

Además, unos 65 banners, de más de 70 metros de extensión, relatan el “día a día” de la guerra de Malvinas, desde los días previos de marzo de 1982 hasta el final del conflicto en junio de ese año. Son fotografías acompañadas de un breve texto y en algunos casos de alguno de los objetos que se visualiza en las fotos, como un tipo de uniforme, un equipo de radio, un salvavidas del ARA Bahía Paraíso o un misil, trayendo al presente ese pasado.

“Todo lo del museo es especial para nosotros, no por el objeto en sí sino que lo que lo hace especial es recordar a la persona que circunstancialmente fue dueña de ese objeto y lo usó en la guerra” reflexiona Ricci mientras muestra una cantimplora con el nombre de un compañero o mira un uniforme y murmura el nombre de quien lo tuvo antes. “Todo se usó para defender la soberanía”, dice.

Hace una pausa y agrega que “hay un objeto especial que atraviesa nuestra historia. Desde aquel día que San Martín arengando a las tropas dijo ‘seamos libres que lo demás no importa nada’ han habido distintas frases que quedaron grabadas en la memoria colectiva y una de ellas es ‘soldado argentino sólo conocido por Dios’“, frase que quedó estampada en una placa de mármol negro que trajeron del cementerio de Darwin y que en su opinión “habla de recuperar la identidad, una deuda que el pueblo argentino tiene no sólo con los veteranos de Malvinas”.

Foto Eva Cabrera
Foto: Eva Cabrera

En el museo hay también numerosas vitrinas con instrumental, más objetos personales, municiones, réplicas de los aviones que participaron en el conflicto bélico, una máquina cifradora para desencriptar mensajes y cartas, unas 40 cartas enviadas del continente a Malvinas y viceversa.

“Rosario.23 de mayo de 1982. Querido hermano. ¿Me dejás que te llame así? Porque realmente en estos momentos me siento como una verdadera hermana tuya”, se lee en una de las cartas, que representa a los miles y miles de argentinos que durante el conflicto enviaron misivas de aliento a los soldados, sin conocerlos, pero con la certeza de querer transmitir el reconocimiento merecido por estar en las islas defendiendo la soberanía.

Foto Eva Cabrera
Foto: Eva Cabrera

Pero lo más impactante son las escenas recreadas, que llevan al visitante a vivenciar ciertos momentos. Como la balsa salvavidas del ARA General Belgrano colocada junto a una gigantografía de la nave y junto a ésta, con su punta orientada al ARA, un torpedo similar al que disparó el submarino nuclear británico Conqueror ocasionando su hundimiento y la muerte de más de 320 tripulantes argentinos.

También se reconstruye una trinchera con una carpa, la cocina de combate y un soldado con su uniforme y abrigo para paliar las bajas temperaturas de las islas; así como se exhibe un dispositivo que recrea la visión de un piloto de combate desde un Mirage 5 y se puede simular cuando éste apunta sus cañones para impactar a una fragata de la Royal Navy.

“Todo lo del museo es especial para nosotros, no por el objeto en sí sino que lo que lo hace especial es recordar a la persona que circunstancialmente fue dueña de ese objeto y lo usó en la guerra”René Ricci, veterano de Malvinas que preside la agrupación

“Estas piezas deben ser el disparador para que se trabaje la memoria colectiva, para que se piense en las personas que, lejos de sus casas, han hecho un sacrificio para lograr que seamos un país soberano y que la soberanía no es nada más territorial, es social, política, económica, cultural y esa batalla la tenemos que dar todos los días”, reflexiona Ricci.

Y concluye: “Todo este sitio, este museo y el fuerte, es un gran símbolo de soberanía, de que acá en el Cono Sur de América hay un país con una historia muy rica en la historia de la soberanía y la lucha contra el imperialismo y la libertad de su pueblo y todos los pueblos de América”.

Producción fotográfica: Eva Cabrera

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