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La recepción de la obra de Walter Benjamin en España ha resultado un tanto irregular. En los años setenta se publicaron traducciones de algunos de sus más importantes textos en la editorial Taurus, a cargo de Jesús Aguirre, así como otras sudamericanas que nos llegaron. Entre tanto, la labor más relevante al respecto la desplegó, sin duda, Reyes Mate, aunque desde un punto de vista teológico. En su momento, poco después de la edición alemana de la decisiva obra de los ‘Pasajes’, a la que Benjamin se había venido dedicando desde finales de los años veinte, y que no había concluido cuando se suicidó en Port-Bou, Vicente Jarque publicó en 1992 ‘Imagen y metáfora. La estética de Walter Benjamin’ (Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha), en donde por vez primera en España se tomaba nota del conjunto de la obra del filósofo, desde sus años de juventud hasta el final.
Desde entonces las cosas se han ido normalizando, mientras a nivel global hemos asistido a una extraordinaria profusión de textos al respecto, hasta dar lugar a lo que ha sido llamada toda una ‘Benjamin Industry’.
En este contexto, el presente título puede entenderse como una revisión actualizada de su pensamiento. Para hacerlo, su autor ha tomado como punto de partida el concepto benjaminiano de ‘experiencia’ auténtica (más allá de la empírica) como ámbito de irrupción de la verdad, determinado por sus ideas sobre la ‘facultad mimética’. En función de este planteamiento, este libro se ofrece como un examen crítico de aquellos lugares en donde la cuestión se presenta con la mayor acuidad, haciendo evidentes tanto sus contradicciones como, sobre todo (en ello se insiste en todo el texto), sus características ambigüedades.
Tras una cita kierkegaardiana (‘siempre es necesaria una luz para distinguir otra luz’), comienza con una introducción en donde se exponen los “Motivos” inductores de la investigación, que tienen que ver con el atisbo de que para Benjamin la “experiencia” (frente a la mera ‘vivencia’) remite a una especie de “descubrimiento” que es también un ‘reconocimiento’ de algo pretérito, tal vez oscuramente sabido (“una vez es ninguna vez”, tituló Benjamin dos de sus textos) con el que se establece una extraña continuidad sobre la que en el libro se reflexiona vinculándola a la ‘mímesis’, aun sin dejar de contraponerla a la permanente orientación de Benjamin hacia el fragmento y la interrupción del discurso.
En el capítulo segundo, ‘Lenguaje y mímesis’, y en el tercero, ‘Teoría de la experiencia’, se abordan estas cuestiones desde el punto de vista de sus teorías sobre el lenguaje, la primera teológica y la segunda antropológica, abiertamente mimética (pasando por sus ideas sobre la traducción), como los territorios sobre los que se asentó su concepto de experiencia auténtica. Es aquí donde se hace obligatorio confrontar algunas de las contradicciones y ambivalencias, las continuidades y discontinuidades entre el Benjamin del ‘Origen del drama barroco alemán’ y el visitante de Moscú, ya converso al ¡credo materialista¡.
El capítulo cuarto, ‘La interrupción de la historia’, parte de la compleja noción de ‘imagen dialéctica’, prosigue con su notoria crítica del progreso como ideología socialdemócrata y concluye con sus indecisiones entre la revolución violenta (o la revuelta anarquista) y la perspectiva de una redención. La ambigüedad de sus posiciones se hace más evidente en el capítulo quinto, ‘Modernidad y experiencia’, en donde se entremezclan los motivos del sueño y del despertar, del surrealismo y de una serie de ¡fantasmagorías’ de ribetes utópicos. Todo ello conduce a su diagnóstico de la modernidad como espacio de una ‘crisis de la experiencia’, directamente asociada a la del ‘aura’.
En la medida en que esa crisis la reconoce en el final de la capacidad humana para la narración en el sentido tradicional, como transmisora de experiencia, los dos últimos capítulos tratan de su visión de la literatura y el cine. El sexto, ‘Teoría de la novela’, se ocupa de un asunto hasta ahora un tanto desatendido: sus textos sobre escritores como Proust o Kafka, pero también sobre Goethe, Green, Gide o Döblin, entre otros, así como sus reseñas sobre novelas comunistas. Finalmente, en el capítulo séptimo, ‘Ideas sobre el cine’, se analizan tanto el influjo de la vanguardia soviética como, sobre todo, del ratón Mickey y Chaplin (por cierto, feliz motivo de guiño ilustrativo en la elegante cubierta del volumen), a la vez que se constatan los límites de su concepto del cine, acaso demasiado abstractamente determinado por su presunta funcionalidad revolucionaria.
Vicente Jarque es catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca (Universidad de Castilla-La Mancha). Es autor de diversos libros, como el ya citado ‘Imagen y metáfora, La estética de Walter Benjamin’ (1992) o ‘Experiencia histórica y arte contemporáneo’ (2002). También es autor de diversos ensayos de estética, teoría y crítica de arte.
Título: Una vez es ninguna vez. Mímesis, relato y cine en Walter Benjamin
Autor: Vicente Jarque
Editorial: genueve ediciones
Año de edición: 2021
Disponible en Genueve.
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